Aunque solo han pasado tres semanas desde que Mariano Rajoy decidiera designar a Esperanza Aguirre candidata por el PP a la alcaldía de Madrid, es probable que a estas alturas el presidente del Gobierno esté ya arrepentido de haber tomado semejante decisión. Tantas y tan seguidas han sido las muestras de distanciamiento dadas por la exministra respecto de lo que podríamos llamar «discurso o argumentario oficial» del partido en relación con todo: desde el análisis de los resultados en las elecciones andaluzas (malos para el PP) hasta la política de posibles pactos postelectorales en el ámbito del Ayuntamiento de la capital del Reino.
Aguirre no es un verso suelto. Tiene personalidad política propia y por lo tanto un discurso que resume los anhelos de una parte de los militantes y votantes del PP que podrían estar descontentos con la forma de gobernar de Mariano Rajoy en los últimos tres años. No estoy diciendo que Esperanza Aguirre sea la cabeza visible de una corriente política establecida en el seno del Partido Popular, lo que digo es que parece haber concitado la adhesión de muchos de los que, por decirlo en dos palabras, echan de menos los tiempos en los que quien mandaba en el partido y en el Gobierno era José María Aznar.
Aguirre está en política con estilo propio, pero sus análisis de la realidad política española, sus diagnósticos y las soluciones que propone son similares a las que defiende y difunde Aznar a través de FAES, la fundación que preside. Y eso es lo que, seguramente, más irrita en La Moncloa. Sobre todo entre los colaboradores más cercanos al presidente. El núcleo de leales cuya forma de actuar y estar en la política no habría desentonado en un equipo de la extinta UCD. Hay centrismo en el PP de la misma manera que es posible identificar una ala derecha y aun sectores conservadores rígidos que se sienten «traicionados» por Rajoy.
Aguirre aglutina un descontento que de momento solo se expresa en determinados medios de comunicación. Un desafecto que parece guardar las formas a la espera de los resultados en las inminentes elecciones municipales y autonómicas y, sobre todo, en el de las próximas legislativas. El día después, sí al PP se le torcieran en demasía las cosas, allí estaría Esperanza Aguirre. Ella va a por todas.
Fermín Bocos