Ha aparecido una encuesta publicada por un periódico nacional, en la cual, se afirma que casi el setenta por ciento de los españoles estarían a favor de que en determinados delitos se implante la prisión permanente revisable.
Recordemos como fue en la pasada convención en enero del Partido Popular celebrada en Madrid, cuando intervino el vicesecretario de los populares Javier Arenas, e hizo público un pequeño secreto. Se refería a que el padre de la joven secuestrada y asesinada Marta del Castillo había telefoneado esos mismos días al Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para agradecerle que cumpliera su palabra y su programa electoral, con la futura entrada en el código penal español de la prisión permanente revisable para determinados gravísimos casos en los que se pueda aplicar.
Desgraciadamente, tras esta noticia por parte del Gobierno de la Nación, políticos de vuelo bajo y graznando, como los cuervos, han saltado rápidamente a la palestra para oponerse frontalmente a la introducción de esta pena en nuestro código penal. Su intención era abrir un estéril debate e intentando demostrar la soledad política del Gobierno en este asunto.
Yo mismo, como muchos españoles, les digo que bendita soledad. Una soledad de mucho más de la mitad del Congreso de los Diputados que como bien sabemos es la representación democrática del pueblo español. Esa mayoría de ciudadanos que otorgaron el poder al PP lo hicieron entre otras cosas para que aplicase su programa, y que lo que dijo en campaña sobre este tema se plasmara y se hiciera realidad en esta legislatura. Y aquí está lesa reforma penal con los parabienes de una gran mayoría de nuestra sociedad.
A todos esos políticos que cacarean sobre la posible inconstitucionalidad de esta reforma, para que se aplique en nuestro código penal la prisión permanente revisable les pediría y les recomendaría que miren por un breve momento a su alrededor. Que observen en naciones que en muchas ocasiones las utilizan como ejemplos y modelos de democracia, entre ellas Alemania, Francia, Bélgica o a Italia entre otras, que nos expliquen esos detractores si son menos democráticos esos países por el simple hecho de llevar aplicando esa prisión permanente durante muchísimos años en sus respectivos estados.
Afortunadamente la sociedad española tiene buena memoria histórica reciente, entre otras cosas porque ha sufrido y llorado mucho con decenas y decenas de asesinatos cometidos por los cobardes terroristas. De esa misma manera que se han indignado y escandalizado con los actos de abusos de menores, violaciones y asesinatos de esos menores. Y sobre todo porque esa misma sociedad se volvía a indignar viendo en las calles libres y paseando e incluso merodeando cerca de sus víctimas a tanto mal nacido en poquísimo espacio de tiempo desde que habían entrado en prisión.
Para las víctimas del terrorismo de la misma manera que para la mayoría de la sociedad española ha sido trágico, inaudito y bochornoso ver a matarifes sanguinarios condenados a miles de años por sus asesinatos, de los que ni se han arrepentido ni se han reinsertado y que ni tampoco colaboran para clarificar eso asesinatos, como digo, verles que en pocos lustros de años se puedan pasear por las calles de sus pueblos. La situación ha ofendido el recuerdo de sus víctimas y el de sus familias. Por la dignidad de esas víctimas y de las víctimas del terrorismo es necesario la aprobación e inclusión de esa ley en nuestro código penal que el Gobierno ha presentado esta misma semana y que si se aprueba, como es previsible, estará vigente a partir del próximo verano.
Carlos Iturgaiz