lunes, noviembre 25, 2024
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Como la UCD

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En el Partido Popular se han encendido algunas luces rojas. Las vaguedades con las que la dirección nacional del partido ha intentado explicar el descalabro electoral sufrido en Andalucía han puesto de los nervios a algunos dirigentes regionales y municipales. Temen que  el castigo pueda repetirse el 24 de mayo. La expectativa de pérdida de las mayorías absolutas obtenidas en el 2011 en ayuntamientos y comunidades autónomas es real. Las encuestas reflejan un alto grado de desafección entre los votantes populares no tanto por la gestión realizada por alcaldes y presidentes de gobiernos regionales como por las políticas del Gobierno que preside Mariano Rajoy. Los sondeos apuntan dos tendencias: retraimiento de los votantes habituales del PP y trasvase de electores a favor de Ciudadanos. La impresión más fundada es que el partido que lidera Albert Rivera va camino de convertirse en bisagra de la política nacional porque ninguno de los partidos hasta ahora mayoritarios (PP y PSOE) van a cosechar mayorías propias suficientes como para poder gobernar sin el apoyo de otras fuerzas. En el caso del PP las tensiones internas han aflorado en un cruce de acusaciones entre algunos dirigentes por el descalabro sufrido en Andalucía. En todo este asunto subyace un cuestionamiento de fondo a la tarea de María Dolores de Cospedal como secretaria general. Es conocida su rivalidad con Javier Arenas, gran mudo durante la campaña electoral, pero que sigue manejando los hilos del partido en Andalucía. Pese a tanto ruido, conociendo la filosofía y la aversión del Presidente del Gobierno a los cambios se puede afirmar sin temor a errar que la Junta Directiva Nacional prevista para el martes 7 de abril, no decidirá cambio alguno en la actual composición de la cúpula del partido. Tampoco el derrotado candidato a ocupar la poltrona del Palacio del San Telmo debería concebir temor por su inmediato futuro político. Nadie se atreverá a criticar a Moreno Bonilla por la derrota porque hacerlo sería tanto como criticar al propio Mariano Rajoy y la autocrítica no figura entre las prácticas de Génova 13. En todo este proceso hay cosas y silencios que recuerdan los días en los que se inició la decadencia de la UCD.

Fermín Bocos

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