El reconocido escritor británico George Orwel publicó su famosa novela 1984 a finales de la década de los años cuarenta del siglo pasado. Cuando se acercaba la fecha del título los analistas buscaban paralelismos de aquella novela política de ficción distópica entre el momento de su publicación y el momento que recoge el título de la misma novela.
Algo similar, salvando las distancias de tiempo y fama, habrá pensado el ex lehendakari nacionalista Ibarretxe cuando esta misma semana se atrevió a jugar con fechas sobre la posible ruptura con España y el logro de la secesión y la independencia de Euskal-Herria.
El ex lehendakari Juan José Ibarretxe ha profetizado que Euskadi sera independiente en el año 2030, y que para ese año junto al País Vasco, Cataluña, Escocia y Quebec formarán parte de la ONU como naciones de pleno derecho.
Sabemos que profeta es el hombre que conjetura y que predice acontecimientos futuros, pero en el caso del ex lehendakari se le debería dar al significado de profeta la acepción recogida en el Real Diccionario de la Lengua Española que lo califica como hombre que habla en nombre y por inspiración de Dios.
La verdad es que le viene como anillo al dedo esta acepción proviniendo, como proviene, de un partido, el Partido Nacionalista Vasco, que desde sus orígenes fue ungido por el dedo de Dios en la persona de Sabino Arana y cuyo lema fundacional fue «Jaungoikoa eta lege zarra» (Dios y Ley vieja).
El reto de ser profeta es sumamente apasionante desde mi punto de vista porque pasar a la historia como un gran vidente pues tiene lo suyo, pero desgraciadamente para Ibarretxe en la vida todo tiene un riesgo y el riesgo es que si falla en su predicción pase inmediatamente de profeta vidente a pitoniso rancio. A la altura de la pitonisa Lola o del padre Apeles.
Recuerdo que a finales de los años 90 en el Parlamento Vasco otros «ilustres nacionalistas» ya lo intentaron, como el portavoz del PNV Joseba Egibar, quien me imagino que en otro destello marcado por alguna aparición del guía y líder espiritual nacionalista Sabino Arana, nos arengó a todos los diputados de aquél momento con que el milagro de la independencia de Euskadi se haría realidad en el año 2015. Y si los lectores hacen un ejercicio fácil de cálculo verán que las fracasadas profecías nacionalistas van de quince en quince años, y que cuando pase el año 2030 ya verán como tendrán preparado al actual lehendakari Urkullu para que anuncie la independencia de Euskadi para el año 2045.
A los nacionalistas vascos que quieren ganarse el jubileo de la independencia, me imagino que les quedaba muy lejos entre anuncio y anuncio eso de tener que esperar a los veinticinco años que van entre jubileo y jubileo de carácter ordinario, y por eso eligieron a la niña bonita del quince que da más juego para rengancharse y poder vivir más anuncios de esta índole profética.
Menos mal que toda la familia nacionalista de cualquier pelaje político se han puesto de acuerdo y la hoja de ruta para llegar a la ONU es ni más ni menos que el novedoso y renovador Plan Ibarretxe que hasta ahora estaba guardado tras su estrepitoso fracaso el día de su estreno entre los brazos del dios griego Morfeo.
Así que ya sabemos, tenemos plan y tenemos fecha, continente y contenido, cojan sus palomitas y disfruten de la película futurista de ficción que va camino de ser una afamada saga.
Carlos Iturgaiz