Reconozco que me irrita escuchar a los dirigentes políticos en sus discursos públicos utilizar lo de «vosotras, vosotros», «ellas y ellos», «nosotras y nosotros» y siempre pienso que cualquier día dirán «besugos y besugas», «vacas y vacos» y estupideces de esta índole.
De manera que me he llevado un chasco al escuchar a Pedro Sánchez decir nada menos que en el hemiciclo «miembros y miembras». Él se ha defendido diciendo que era una broma. Ja, ja, ja. No cuela. En todo caso hay bromas que no se hacen siendo nada menos que el líder de la oposición y con muchas papeletas para ser Presidente de Gobierno.
Lo de «miembros y miembras» además de una patada al español es de una ridiculez insoportable. E intentar camuflar semejante ridiculez de feminismo es no tomarse en serio el feminismo.
Camuflar semejante ridiculez de feminismo es no tomarse en serio el feminismo
Es más, Pedro Sánchez debería de empezar a corregir esas referencias a «nosotras y nosotras».
Es verdad que la metedura de pata no es grave pero resta seriedad y credibilidad a quién utiliza ese lenguaje chusco.
Al final la «herencia» de Bibiana Aido a consistido en contaminar el lenguaje pero lo peor no es que ella se inventara lo de «miembros y miembras» sino que su partido lo asumiera.
Los responsables públicos deberían de cuidar lo que dicen pero sobre todo cómo lo dicen y dónde dicen lo que dicen.
Otro que se ha olvidado donde estaba hablando ha sido el Director General de la Agencia Tributaria. Que el señor Menéndez haya presumido de saber cosas que son «la repera patatera» es como para no creérselo ¿Cómo es posible que alguien que ocupa un cargo de tantísima responsabilidad defina como «repera patatera» lo que sabe de algunos contribuyentes? Esa frase dicha entre amigos pase, pero en el Parlamento no tiene pizca de gracia. Y sí, se puede utilizar un lenguaje sencillo y coloquial pero sin olvidarse de donde se esta y de qué se está hablando.
Eso no quita para que en situaciones puntuales una frase dicha de determinada manera pueda tener hasta gracia. Es lo que sucedió con el «manda huevos» de Federico Trillo, que lo dijo bajito y sin darse cuenta de que le estaban escuchando.
Un político que tampoco pasará a la Historia del buen parlamentarismo es el portavoz del PP, Rafael Hernando. El señor portavoz suele ser provocador y faltón y no tiene ni pizca de gracia. Me pregunto en qué estaría pensando quién le eligió para el cargo.
En fin que no estaría de más que los responsables públicos cuidaran el lenguaje.
Julia Navarro