martes, noviembre 26, 2024
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La economía, cara y cruz de Rajoy

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Rajoy confía -¿confiaba?- sólo en la economía para obtener un buen resultado electoral, pero la economía puede ser el lastre que le haga no poder gobernar aunque gane las elecciones. Es cierto que las reformas que ha puesto en marcha, aplaudidas desde los organismos internacionales, que siempre dicen que hay que hacer más, han servido para frenar una crisis heredada y para empezar a crear empleo, aunque sea precario. (La precariedad va a ser una constante con la que vamos a acostumbrarnos a vivir al menos durante una década más). Y aunque el presidente pueda poner sobre la mesa datos macroeconómicos que avalan que la situación ha cambiado como no se esperaba nadie, a cada paso adelante surge un escándalo de corrupción que araña decenas de miles de votos.

Rajoy ha hecho algunas reformas imprescindibles, consciente del coste electoral que podían suponer, pero deja otras muchas, absolutamente necesarias sin abordar, como la de las Administraciones Públicas, el gasto público y la deuda pública, que siguen creciendo de manera muy peligrosa -tenemos un déficit del 5,8 por ciento, uno de los más abultados de Europa-, las pensiones* Todos los ciudadanos tienen claro que el Gobierno no abordará ya ninguna ley que pueda restar un voto a las mermadas expectativas del PP. Y en las filas del Gobierno también saben que muchas de sus leyes serán derogadas nada más empezar la nueva legislatura si el PP no logra un resultado excelente que le permita, aunque sea con algún pacto, poder consolidar lo hecho hasta ahora.

Sin duda, Rajoy puede poner sobre la mesa en cualquier debate que las medidas que ha tomado, en contra de su programa y con el enorme sacrificio de millones de ciudadanos, han puesto a España en el camino del crecimiento. Puede decir que ha creado cientos de miles de empleos, a pesar de crecimientos inferiores al 3 por ciento. Puede decir que ha limpiado el enorme fraude que eran hasta ahora los cursos de formación, que no se impartían pero se cobraban. Y muchas más cosas.

Pero sigue exhibiendo cinco millones de parados y una gran parte de ellos sin esperanza de encontrar un empleo ni recibir la formación adecuada para buscarlo. España tiene, además, las cinco regiones europeas con mayor porcentaje de paro de toda Europa -Andalucía, Canarias, Ceuta, Extremadura y Castilla-La Mancha-, todas por encima del 29 por ciento y en el caso andaluz rozando ¡el 35 por ciento! En el primer trimestre de 2015, sólo crea empleo el sector público, mientras que el sector privado lo destruye. Los servicios oficiales de empleo no sirven para eso, para crear empleo y las empresas de trabajo temporal siguen siendo anecdóticas. Mientras Alemania tenía un paro juvenil del 8 por ciento, en España la cifra llega al ¡54 por ciento! Todo esto, aderezado con la corrupción, es un acicate para que muchos votos huyan del PP hacia otros caladeros, como Ciudadanos y Podemos y abran un complicado panorama para la gobernación. Todo va a depender de cómo voten los ciudadanos: con el corazón o con la cabeza. 

Francisco Muro de Iscar

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