La verdad es que en los comienzos de la campaña electoral de las municipales y autonómicas del día 24 el panorama nacional sufre la tremenda espesura de la gran confusión política, incrementada por las interpretaciones interesadas de las encuestas y por la cerrazón de casi todos los partidos en el tema del diálogo entre ellos si se quiere salir del atolladero. El mismo líder de Ciudadanos, el partido que en principio parece como bastante conciliador, luego cae en ambigüedades y contradicciones un tanto parecidas a las del resto. Y todo estrechamente ligado al bloqueo de la situación política en Andalucía. Me da una cierta vergüenza contemplar cómo en esta región de España las cosas -y no es un tópico- se hacen pensando en los puros intereses partidistas y no en el interés común de la ciudadanía. O sea, que aunque el mundo se hunda, antes del 24 de mayo no hay nada que hacer en materia de normalización política en la región en que Susana Díaz ganó sus autonómicas. No me lo puedo creer. A ver si de verdad Albert Rivera lo remedia, como medio atisbaba al comienzo de la semana. Es que si no, por la misma regla de tres, habría quienes se empecinarían en la cerrazón hasta pasadas las elecciones generales. Qué desastre.
Qué sensación de paz y de alegría al ver el encuentro vaticano del Papa Francisco con Raúl Castro y los elogios del cubano al espíritu pacífico y conciliador del gran líder religioso. Francisco está dando una gran lección al mundo entero con sus enormes esfuerzos por ayudar a la pacificación de los grandes conflictos y enfrentamientos. Bendito sea Dios y alabado su vicario en la Tierra. Les aseguro que eso me reconforta y me ayuda a sobrellevar las miserias patrias en materia de falta casi absoluta de entendimiento civilizado. Y luego sale Rajoy con esa pesada broma de apuntarse al triunfo en Reino Unido de David Cameron, no se sabe por qué misteriosa regla de tres. Pero bueno, en estas cosas Rajoy y sus muchachos y muchachas son grandes especialistas. A lo mejor, hasta piensan que la gente es idiota y se lo cree todo. Pero bueno, al menos hay una cosa clara, creo yo, a tenor de la encuesta del CIS y de otros sondeos. Esa cosa clara es el final de las mayorías absolutas y del famoso bipartidismo. Ya sabemos que eso complicará mucho el funcionamiento del sistema democrático. Pero sabemos también que ese cambio servirá para dotar a la democracia de mayor fuerza, credibilidad y autenticidad. Quiero no equivocarme.
Pedro Calvo Hernando