AL LORO
El dirigente socialista habla con franqueza mientras combate el calor con un granizado de limón en una terraza del Paseo de Rosales. Se acaba de producir una nueva votación en Sevilla y Susana Díaz no ha sido investida. “Se ha equivocado al adelantar elecciones. Estaba convencida de que iba a tener un resultado espectacular, pero se ha quedado a medio camino. Hasta ayer pensábamos que alguno de los otros partidos acabaría dándole su apoyo con la abstención, porque si se volvían a celebrar elecciones Susana tendría más votos que la vez anterior; pero después de lo de Aznalcóllar el panorama ha cambiado sensiblemente. Para peor. Hasta ahora la corrupción era cosa del pasado, pero la adjudicación de Aznalcóllar ha sido un fiasco. Nadie cree el argumento de que los funcionarios de la Junta no entendieron bien el nuevo método de adjudicación, es una explicación ridícula. Estamos muy preocupados. ¿Pedro? Pues no se lleva mal con Susana, a pesar de lo que decís los periodistas. No son uña y carne, nunca lo fueron, pero se respetan. La imagen de Susana ha sufrido un bajón al no conseguir negociar su investidura, y encima lo de Aznalcóllar… No vive su mejor momento, después de las expectativas creadas. ¿Las primarias? Es un asunto absolutamente aparcado hasta después del 24. Pedro se presenta seguro, pero no sé si habrá más candidatos. Susana apostaría a que no, el panorama ya no le es tan favorable como antes”.
Pues eso. A ver qué ocurre finalmente por tierras del Sur. Que se repitan las elecciones sería un fracaso indudable de Susana Díaz. Por no tener éxito en sus negociaciones y porque después de las noticias sobre la mina su imagen queda en entredicho.
La campaña está poniendo muchas cosas en claro y sacando los colores a varias figuras.
Días atrás, esta periodista se quedó con los ojos a cuadros cuando vio en Vigo grandes carteles con la fotografía de Albert Rivera y el lema Vota Ciudadanos. A cuadros porque tras decenas de años de seguir las peripecias de las sucesivas campañas políticas, de todas, no había visto un cartel en el que no apareciera el nombre de un candidato, sino el del dirigente nacional del partido. Indagó sobre la identidad del que optaba a la alcaldía y no tuvo respuesta, nadie parecía saber quién era. Se ha despejado la incógnita: el susodicho ha anunciado que no se presenta y que lo había advertido antes de que comenzara la campaña, pero Ciudadanos no lo había anunciado.
A medida que transcurre el tiempo y nos metemos de lleno en unas elecciones que para algunos tenían como objetivo acabar con el bipartidismo, se llega a la conclusión de que los partidos que debían poner la puntilla al PP y Psoe sufren carencias considerables. Se comprende que la cartelería de Ciudanos utilice la imagen de Rivera, porque poco más hay destacable en su partido, aparte de él mismo. Ha pillado a lazo lo que encontraba por delante, con un número considerable de personajes resentidos porque no encontraron hueco en partidos influyentes; y el resultado no es, ni de lejos, el de un plantel de primera categoría. A ver qué ocurre una vez que se celebren las elecciones, porque la verdad sea dicha hay candidatos que no dan la talla, aunque el mensaje anticorrupción de Rivera cala con fuerza, gusta su forma de expresarse, e importa poco o nada que algunas de sus propuestas sean disparatadas.
Juega a su favor la descomposición de UPyD y sobre todo el hartazgo y decepción que provocan el gobierno y Rajoy, que sigue empeñado en vender sus logros económicos, que los tiene y son importantes, pero la mayoría de la gente ya no “compra” ese mensaje aunque la economía es básica. Sin embargo la mayoría de los votantes buscan otro tipo de políticos, más próximos, más involucrados con la sociedad. Rivera los quiere jóvenes, lo que está bien, pero se equivoca cuando rechaza a los que hicieron la Transición. Fueron ejemplares en su lucha por las libertades y la democracia y, desde luego, dan sopas con ondas a la mayoría de los que hoy se presentan. Incluidos los del partido de Rivera.
Pilar Cernuda