Mentiras, grandes mentiras y encuestas… Estamos en la recta final de la campaña electoral y es sabido que hay partidos que mueven los hilos de los sondeos de opinión para resultar favorecidos en las expectativas de voto. Alta cocina demoscópica. Es la forma obscura de hacer política. O de completar la que pasa por los mítines y las apariciones en los platós de la televisión. Por eso hay que mirar las encuestas con lupa y distancia. El tortazo que hace un par de semanas se pegaron en el Reino Unido las empresas dedicadas a los estudios demoscópicos otorga credibilidad a cualquier hipótesis de trabajo en el complejo mundo de los sondeos de opinión .
La experiencia nos dice que en España, a una semana vista de las elecciones autonómicas y locales, todo está por decidir a partir de un hecho tenido por cierto: ahora mismo hay alrededor de dos millones y medio de indecisos. Ciudadanos que o bien «pasan» de política o bien se reservan su opinión ante los encuestadores. En el bien entendido de que un «no sabe, no contesta» puede ser interpretado tanto en clave de indecisión, como de reserva o de rechazo a la clase política. Hasta estos comicios era frecuente interpretar que los jóvenes que accedían por primera vez al voto nutrían ese contingente de rechazo. Esta vez con los nuevos partidos -Podemos y Ciudadanos- liderados por equipos de políticos muy jóvenes, algunos incluso en agraz, es probable que se rompa la tendencia. De ser así ese «primer voto» debería contribuir a incrementar la participación en los comicios. Pero no es seguro que el porcentaje final de participación sea muy superior al de elecciones anteriores porque en paralelo con el ascenso del número de «votantes primerizos» algunos estudios también revelan un alto grado de desencanto entre los votantes tradicionales de los dos grandes partidos que se han turnado en el poder a lo largo de los últimos treinta años. Descontentos con el PP y con el PSOE que podrían expresar su rechazo quedándose en casa el próximo domingo día 25 de mayo. A los mítines acuden los convencidos. Por eso son actos diseñados para colocar mensajes de un minuto en los informativos de la televisión. Mensajes que pretenden complementar con encuestas y sondeos cuyo objetivo es orientar el voto de los indecisos. La única encuesta válida es el resultado de las elecciones. Es un tópico, pero al tiempo la única gran verdad de este mundo en el que tantos intereses están en juego. Y tantas mentiras jalonan el camino.
Fermín Bocos