Hay un famoso cuadro de Francisco de Goya titulado «Saturno devorando a un hijo». La obra me ha venido a la mente recordando el último y sonado episodio dentro de las filas del partido «puro y limpio», recién llegado a la política, llamado Podemos, en los prolegómenos de la campaña electoral municipal y autonómica.
En ese famoso cuadro de las pinturas negras de Goya se ve al grotesco dios Saturno ensañado como una bestia destrozando, devorando y comiéndose hasta las entrañas de su propio vástago.
Algo así ha sucedido entre Monedero e Iglesias, aunque lo quieran ocultar con empalagosas y cursis palabras y frases de amistad y amor «hippy». Lo cierto es que el torpedo que lanzó Monedero a la línea de flotación de Pablo Iglesias, es decir de Podemos, les ha descabalgado como ganadores de todas las encuestas realizadas hasta la fecha y les colocan como comparsas, lejos del triunfo y alejados también de la posibilidad de ser el recambio a la casta que ellos mismos maldicen.
Curiosamente el hilo argumental de Monedero ha sido reconocer y denunciar públicamente lo que ellos mismos achacan a sus rivales, que Podemos se ha convertido en una casta en tiempo y velocidad récord. El culpable, el propio Pablo Iglesias a quien le han podido más las cámaras de los medios de comunicación y las redes sociales, que las ideas, las asambleas, los círculos y toda la tropa perroflautil que le hacen coros. Y dándose cuenta muchos de los que están dentro de la formación morada que, o adoras al líder Iglesias al estilo presidencial norcoreano, o entonces estás lapidado y abandonado por la dirección de Podemos. Sino que se lo pregunten al candidato Pablo Echenique en Aragón o en todos aquellos lugares de España donde no han ganado los candidatos bendecidos y ungidos por Iglesias.
Iglesias no podía tener caridad cristiana con Monedero ni con sus compañeros díscolos porque para ello se negó a votar en el último pleno del Parlamento de Estrasburgo una resolución que condenaba la matanza de jóvenes cristianos en Kenia, ya que, el hecho de citar la palabra cristiano es entrarle espasmos a estos eurodiputados neocomunistas tan modernos. Prefiere la muerte dulce para todos ellos adornada con guirnaldas y suaves y dulces adjetivos.
Todo este terremoto interno en Podemos debería llevar al líder de Podemos a hacerse la pregunta de si llegarán a este ritmo de canibalismo interno no ya a la Moncloa, como repite como un mantra el señor Iglesias, sino si podrán llegar a las elecciones generales de finales de año, tic tac tic tac. Con este ritmo y marcha forzada de desenmascararse entre los propios dirigentes de su formación y debido a las envidias entre unos y otros como pregona Monedero.
Como no hay mal que por bien no venga, me imagino que Monedero ahora estará entusiasmado porque podrá volver inmediatamente al palacio de Miraflores en Caracas para seguir asesorando a su colega Nicolás Maduro y a su corte chavista. De esa manera seguir llenándose los bolsillos de los dólares, que por cierto no llegan al pueblo venezolano que pasa calamidades, mientras sus dirigentes y asesores como Monedero nadan en la opulencia. Y al mismo tiempo, Monedero respirará y estará aliviado, puesto que, no tendrá que dar explicaciones a nadie de donde sale y proviene todo ese dinero, porque así lo explicitarán en el contrato con la mafia chavista y roja de Maduro and Company.
Eso sí, se marchará y seguirá sin darnos explicaciones a todos los españoles, incluidos sus partidarios de cómo le llegó y en que concepto de que todo ese dineral proveniente del Arauca vibrador.
Carlos Iturgaiz