miércoles, noviembre 27, 2024
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Campaña loca

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 La campaña electoral se ha vuelto loca en su tramo final. Mucho ruido y muchas prisas de última hora por remover voluntades o zarandear a indecisos, que oscilan entre 31% (Madrid) y el 47% (Barcelona), según distintos territorios locales o regionales. Un frenesí atribuido por los expertos a la influencia que esta campaña está teniendo, a diferencia de otras, ante la evidente volatilidad de las intenciones expresadas en los sondeos.

Nunca antes fue tan verdadero el principio de incertidumbre que, como norma de actuación, se aplica a la política en general y a los procesos electorales en particular. La causa reside en la aparición de dos nuevos actores, Podemos y Ciudadanos, que se incorporan a la primera división del juego protagonizado hasta ahora por PP y PSOE. Del bipartidismo al multipartidismo, con una España de cuatro esquinas en la lucha por el poder.

Por tanto, va a ser inevitable descifrar los resultados del domingo en clave nacional. Como una primera vuelta de las elecciones generales. Así que la primera pregunta que nos haremos la noche electoral es si PP y PSOE aguantan la irrupción de las dos nuevas fuerzas sin que se altere su histórico juego alternativo en el poder. La segunda es si se confirmará la defunción del bipartidismo. A la primera pregunta, no. A la segunda, sí,

Supone que los resultados del domingo anticiparán la presencia en Moncloa, a partir de la próxima Legislatura, de Rajoy o o de Sánchez, de Sánchez o de Rajoy. Pero ninguno de los dos podrá hacer de su capa un sayo, como venía ocurriendo cuando uno de los dos partidos centrales se hacían con el poder por mayoría absoluta o suficiente para gobernar poco o nada condicionados por otros. Esto es lo que se va a terminar ahora y en ese sentido hablo de que en los resultados de las elecciones territoriales del 24 de mayo anticiparán el final del bipartidismo.

De todos modos, las cifras del domingo competirán con las sensaciones. Será una noche en la que los intangibles van a tener tanta importancia o más que los porcentajes. Por ejemplo: ¿Se podrá hablar de resultados positivo del PSOE si se confirma la debacle catalana? ¿O la victoria del PP en el conjunto de los municipios si pierde el poder en Madrid y Valencia? ¿Se podrá hablar de frenazo a Podemos y Ciudadanos si no cubren las expectativas pero resultan decisivos en la formación de gobiernos municipales y autonómicos?

En esa perspectiva nacional, que va a ser dominante, me temo, tal vez tengamos un minuto, aunque lo dudo, para dedicarle a la política de cercanías. La que se practica en contacto con la gente. Eso es la política municipal y, en mayor medida pero también, la autonómica, donde a la hora de votar no influyen los discursos sobre la prima de riesgo o los bonos del tesoro, sino la piel, el contacto, la distancia corta. Y donde la figura personal del candidato cuenta más que la sigla de su partido. Un matiz a tener en cuenta a la hora de sumar el conjunto de los votos en los 8.122 municipios españoles.

Antonio Casado

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