O sea, ¿que qué? Pues que ni lo uno ni lo otro; ni al bipartidismo ha caído en picado víctima de sus excesos, ni los emergentes han barrido aunque tengan las llaves de muchas comunidades y de muchas municipios. Para quienes quieren defenestrar al PP habría que recordarles qué lo verdaderamente histórico fue la caída del PSOE en las elecciones de 2011 donde quedaran a diez puntos de los populares; aquello sí fue un disparate; nunca un partido dispuso de tanto poder en tantos sitios como el Popular. ¿Y cómo es posible que con todo ese poder caigan ahora de forma tan llamativa? Pues sencillamente porque se ha vuelto a una cierta normalidad y, naturalmente, porque hay dos partidos que han saltado al primer plano en un segundo plano: Ciudadanos, que ha ido tacita a tacita, y Podemos que realmente parece que ha triunfado más por lo nombres de que se presentaban como afines -Carmena, Colau– que por su propia dinámica o por la dinámica que inspiraban, jugando un papel importante, pero al fondo, en otras comunidades y municipios aunque naturalmente con excepciones.
El PP sigue siendo el partido más votado y ese será su triste aunque real consuelo y lo que van a mostrar a la ciudadanía. El descalabro del PSOE tampoco ha sido espectacular aunque bajar más de lo que ya había bajado en 2011, no es un buen resultado pero se mantiene como segunda fuerza política más votada y aun a mucha distancia del resto de los llamados emergentes. Pero una cosa es ganar en votos y otra gobernar. Y ahí viene la duda. De entrada el PSOE lo tendría más difícil de solucionar porque a la hora de la verdad tal vez le sea mucho más sencillo al PP contar con el apoyar de Ciudadanos a que Podemos acompañe a los de Ferraz, aunque nunca se sabe. Bien es cierto que de aquel discurso radical con la cantata de la «casta» queda poco en lo que rodea a Pablo Iglesias, pero seguramente perdería más Podemos -o sus marcas- acompañando al PSOE y tal vez el PSOE dejándose acompañar por Podemos.
De aquí todos saldrán contentos pese a todo: es lo normal en las elecciones; todos menos Izquierda Unida y UPyD que prácticamente han dejado solo su sombra en la urnas. Pero eso sí que estaba cantado. Y aunque todos estén contentos, perder los que ha perdido el partido de Rajoy, es mucho perder y no ganar lo que ya tenía perdido el PSOE es también mucho perder. Si alguien ha triunfado han sido Podemos y Ciudadanos que prometen una generales interesantes aunque no es fácil sobrevivir manteniendo la vocación de bisagra. Es cierto que Pablo Iglesias ha tenido la habilidad de no «quemar» su marca aunque todos sepamos bajo que siglas se cobijan. Pero hay un dato que no sé si puede o no ser relevante: los dos partidos de siempre, han superado con creces sus votos sobre los que obtuvieron en las Europeas. No son comparables, lo sé, pero es un dato a tener en cuenta.
Ahora la pregunta podría ser si a partir de mañana vamos a tener un bipartidismo de cuatro o cuatro partidos diputándose el futuro.
Andrés Aberasturi