Las esperadas elecciones autonómicas y municipales ya se han celebrado. Gana el PP, segundo el PSOE y entran en escena los emergentes Podemos y Ciudadanos. El análisis va más allá de esas posiciones, ya que aunque el PP ha ganado, la victoria es amarga al perder todas las mayorías absolutas, lo que significa perder casi todo el poder territorial. El PSOE sigue bajando a pesar del nuevo proyecto y el nuevo líder. Los socialistas anotan el peor resultado de la historia en unas municipales. Podemos será decisivo en algunos territorios y Ciudadanos más o menos lo mismo. Menos de lo que ellos creían y de lo que pronosticaban las encuestas.
Sin embargo, ahora viene lo peliagudo. Para formar gobiernos y lograr alcaldías, se abre la vía de los pactos. Y en algunos lugares se antojan más que complicados. Tres, cuatro y hasta cinco partidos tendrán o no que ponerse de acuerdo. ¿Cuánto estarán dispuestos a ceder unos y otros para que sea posible la gobernabilidad? O quizás algunos no querrán enseñar mucho la patita poniéndose ya en «modo generales». ¿Puede España y la economía española permitirse varios meses de inestabilidad? De momento, el lunes los inversores se lo pensaron. Hay que tener presente que las plazas más importantes de España: Madrid, Barcelona y Valencia quedan en manos de partidos cuyas políticas ahuyentan las inversiones y anuncian poner en un brete a bancos y eléctricas. Además, por supuesto de subidas de impuestos. No tengo la menor duda de que de aquí a las generales cuando quiera que sean, muchas decisiones van a quedar aplazadas y muchos de puestos de trabajo, en el aire. Si me equivoco, genial, a trabajar y a fomentar inversiones que creen puestos de trabajo.
Carmen Tomás