Muchos nos preguntamos el por qué de tanta alegría en Ferraz la noche del día 24. Los votos nos dijeron a todos que el PSOE había logrado los peores resultados de su historia, pero eso sí, el batacazo del PP había desprovisto al partido en el Gobierno de las mayorías absolutas y eso en Ferraz cayó como agua en mayo.
Es bien legítimo que la expectativa de poder, después de tanto desierto, suba los ánimos pero la sobreactuación tiene sus riesgos y uno de ellos es bajar a la realidad. Te das de bruces con ella y descubres que nada es tan fácil como parecía.
Ahora, Pedro Sánchez que una vez más ha renunciado a ejercer como líder del primer partido de la izquierda acudiendo a un lugar «neutral» y hombre voluntarioso donde los haya, ya ha tomado asiento. No en la euforia, sino en la realidad. Esa realidad que le ha llevado a un reservado con Pablo Iglesias a donde éste nunca iba a ir para una cena, al parecer bien austera, pero tan secreta, tan opaca que nadie diría que fue protagonizada por los «nuevos». Para colmo, Podemos le da un tono lúdico al encuentro dejando claro que hablaron de baloncesto, de la NBA y que se volverán a ver cuando haya concluido el proceso de negociaciones que se llevan a cabo en cada territorio. La distancia entre el mitin y el reservado ha sido tan corta que, por lo menos, resulta llamativa a tenor del discurso que sobre la transparencia han realizado tanto Sánchez como Iglesias. ¡Hombre¡, estas cosas son propias de otros tiempos.
En contraposición a esta cena, Fernández Vara, en una decisión que no deja de tener un punto de ridícula, opta por la grabación en directo de sus conversaciones con Podemos, de manera que la más inteligente, la más realista, la menos acomplejada está resultando ser Manuela Carmena que no tiene el menor inconveniente en acudir al despacho de Goirigolzarri.
Este proceso de negociaciones para alumbrar un nuevo tiempo esta resultando cansino y provocando un enorme desgaste a sus protagonistas. Los nuevos de verdad se han puesto un poco estupendos. PP y PSOE o aceptan las condiciones o no hay nada que hacer. Ni Rivera y mucho menos Iglesias tienen interés alguno en gastarse en la gestión y además de facilitar algo facilitaran la investidura del candidato de turno y luego ya veremos.
Pero no hay que desviar la mirada. El PP tiene asumido que allá donde puedan a ellos les mandan a la calle. Ya lo han digerido y una vez que Esperanza Aguirre ha entrado en fase «off» ya están pensando en los cambios urgentes e imprescindibles que deben acometer si quieren ganar las próximas elecciones.
El PP tiene asumido que allá donde puedan a ellos les mandan a la calle
El papelón de verdad lo tiene Pedro Sánchez. La euforia se ha deshinchado y cada vez son más los socialistas que han comenzado a sentir el vértigo del camino emprendido que, a fin de cuentas, es el elegido por el secretario general con el beneplácito de todos los que tienen capacidad de influencia. De todos, menos de Susana Díaz, cada vez más predispuesta a dar el golpe y, quien sabe, pactar la abstención del PP. Tan nuevo tiempo y tan legitimo es intentar un gran pacto de izquierda para desalojar al PP como llegar a acuerdos con el PP. Hay que reconocer que si en Andalucia, Díaz y Moreno Bonilla llegan a un acuerdo sería más novedoso que el trabajoso pacto de izquierda porque eso ya lo hemos vivido, por ejemplo, en Baleares.
Pedro Sánchez si algo debe tener claro es que Iglesias no va a pactar para perder, para gastarse. Tiene la suficiente audacia como para no correr ese riesgo y sabe algo que el secretario general del PSOE debe tener bien presente: sin ellos, sin Podemos no hay expectativas y Podemos, como es natural, llegará a donde Sánchez permita que lleguen. El PP aspira a ganar al PSOE pero Podemos lo que quiere es tragarse al PSOE.
La estrategia de Sánchez según la cual ni con PP ni con Bildu–¡que torpeza y que injusticia semejante equiparación¡–ya no tiene marcha atrás y Pedro Sánchez, secretario general de un partido centenario y primer partido, de momento, de la izquierda se equivoca si hace de Pablo Iglesias su «colega» político y, que le vamos a hacer, pero camino lleva de ello.
PD: Figar y Salvador Victoria han dimitido. Los mismos que dicen que es oportunista, no se sabe bien que dirían si no lo hubieran hecho. Han hecho bien en irse pero si resultaran inocentes ¿habrá alguien que restituya su buen nombre?. Ambos, de momento, son tan inocentes como Tania Sánchez.
Charo Zarzalejos