Las encuestas sobre preferencias electorales se han convertido definitivamente en un sinvivir para los partidos y, en general, para todos los ciudadanos que viven pendientes de ellas. La de Metroscopia hace ya tiempo que es una de las más acreditadas y la que acaba de publicarse por un lado le da un respiro al PP, que recuperaría el primer puesto, pero por otro le da un buen disgusto a Mariano Rajoy al poner de relieve que la mitad de los votantes PP no lo quieren como candidato para las generales de noviembre. La que está liada en el seno del partido conservador español es tremenda, mientras que el presidente y sus muchachos se dedican a acusar a Pedro Sánchez de dañar a España por pactar con los radicales. Ciudadanos pega un buen bajón y el PP sueña con que el pueblo le devuelva los votos que los de Albert Rivera le habían arrebatado. Si eso se confirmara podríamos ir pensando en un tripartidismo en lugar del cuatripartidismo que ya habíamos sellado. Lo que no se sabe es si eso sería mejor para el funcionamiento de la democracia… o sería peor. No nos aloquemos y tengamos un poco de paciencia, a ver qué nos vaticinan los próximos sondeos. Nada hay firme. Nada hay seguro. Solo la voluntad de Dios, pero no nos la cuenta.
Lo seguro es el desconcierto en el predio del PP, donde no se sabe si el candidato a las generales será Rajoy, o Soraya, o Núñez Feijóo… o Floriano, ¿por qué no? Mientras tanto, ahí sigue el calvario de Cristina Cifuentes con esos insoportables de Ciudadanos, que la han tomado con la pobre chica. Y ahí sigue Manuela Carmena, a la espera del visto bueno del PSOE madrileño. Ada Colau parece más segura. Y sigue también el inaudito espectáculo de la negativa de Rajoy a verse con Pablo Iglesias, pues quizá no se ha enterado de que ese joven tiene casi tantos votos como él mismo y que por supuesto carece de sentido esa actitud tan absurda y discriminatoria con uno de los cuatro principales líderes políticos de este sufrido país. Y a pesar de los buenos datos macroeconómicos, ahora viene el FMI exigiendo al Gobierno español más IVA, más facilidades para el despido, más copago en sanidad y educación. Se dirá que esto no hay quien lo entienda, si al tiempo vaticinan para España un crecimiento del 3,1%, entre otras buenas noticias. Y así hemos entrado en una nueva semana decisiva, y ya son unas cuantas. Ya verán cómo casi sin darnos cuenta llegamos a las elecciones generales… después de las catalanas.
Pedro Calvo Hernando