Ya tiene mala sombra el destino, que los ayuntamientos se vayan a constituir un día 13. Poco importará a los alborozados concejales que van a tomar posesión de su sitio en el pleno municipal. Alborozados y radiantes, muchos van a perder la virginidad estos días.
Lo más llamativo de las corporaciones municipales de esta legislatura es la llegada los que se autoproclaman actores de la “nueva política”. Fieros se componían en la campaña electoral y sus larguísimos meses precedentes. “Eso sí que es un prolegómeno como debe ser”, decía una amiga a la parroquia, poniendo nervioso al personal.
No está mal visto, como cortejo de apareamiento con la peña votante. Lo interesante es que la santa y tozuda voluntad –e infinita sabiduría– del que vota a lo que ha llevado es a que el cortejo esté consumándose estos días. Fieros y menos fieros, los de la “nueva política” y los demás, a un lado y otro del espectro ideológico se están pasando estas horas negocia que te negocia las capitulaciones nupciales.
La virginidad de estos apóstoles de la nueva política será historia pasado este día 13 del mes seis del año 15 del siglo XXI. Luego ya solo les quedará la posibilidad de una azarosa y espeluznante reconstrucción del himen tipo Leticia (con c) Sabater. Concejalías, tenencias de alcaldía, presidencias de mesas, vocalías, canonjías, todo ha entrado en una subasta que no es sonrojante. Que es, perdonen la obscenidad, POLÍTICA.
No, servidor no se escandaliza. Será que la inocencia sexual pasó a la historia en temprana edad, pero que los partidos políticos negocien le parece a uno sano y natural. Tan natural, que es el juego de la democracia. Otra cosa es que alguno creyera en la virginidad de la Virgen (ejem) María (todo un dogma) o en que los ángeles no tienen sexo.
No creo que unos preparados tan hábiles con el twitter y profesores de políticas creyeran en eso. Otra cosa es que lo pregonaran.
Bueno, pues los españoles lanzaron los dados de sus votos el 24M y la partida se puso en que no hay hegemonías, ni mayorías aplastantes, y hay que pactar. Como se ha hecho en democracia desde los tiempos de Pericles. Y como se ha hecho en España desde los tiempos de la Santísima Transición. Pactaron socialistas con comunistas, populares con regionalistas y también con socialistas y comunistas, hasta con partidos musulmanes de Melilla. Por pactar, pactó el ogro Aznar con la CiU “triunfant” y postolímpica. No solo no pasó nada, sino que se recuerda como momentos de progreso y ventura.
Pasa que a uno le da la sensación de hay quien se cree que la democracia llegó a España el 24 de mayo, solo porque ellos se presentaban. He leído un twuit (sí, también uno tiene su debilidad) de Pablo Iglesias en el que literalmente se descojonaba de una coña de sus nuevos electos. Resulta que el presidente de una mesa parlamentaria le decía al chico algo así como que “eres muy joven, ya verás lo difíciles que son las mujeres”, algo bastante machista y condescendiente. La chanza estaba en que el joven electo le hizo saber que le “van los chicos”, con ánimo de escandalizarle. Siento decirle que lo suyo es poco original, nadie se pregunta si un diputado es gay o no, porque a todo el mundo le da igual.
No se me ocurre minoría ni mayoría que no tenga presencia desde hace décadas en los parlamentos. Quizás la que menos representada esté sea la de individuos heterosexuales de más de 1,80 con sobrepeso, algo de alopecia y directores de diarios digitales. Todo se andará.
De manera que casi todo está inventado. Pero para los que creen que los pactos de legislatura han nacido con su llegada al mundo de la política, permitan un simple recordatorio de esta minoría malamente representada en ayuntamientos y parlamentos regionales. Los que pagan la fiesta estamos aquí. Revoluciones, planes fabulosos, ingeniería social, reclutamiento masivo de nuevos funcionarios, mercadillos artesanos y demás asuntos municipales, o no, se pagan con los impuestos de los que no están en el salón de plenos.
Perder la virginidad seguramente será gozoso y liberador para muchos, y traiga ciertos quebraderos de cabeza a otros. A los que han dado la matraca con propuestas dogmáticas seguramente se les atragantará la bacanal de los pactos, porque, cuando se negocia y se contrasta, los dogmas acaban siendo incómodos cinturones de castidad rígidos. No valen.
El 13 de junio será la festividad de la exaltación de la política. “Mira qué rápido hemos dejado de ser casta”, burlonamente decía un cargo electo a estos oídos al día siguiente de las elecciones. Por una buena pérdida de la virginidad, se perdona.
Mañana, 13 de junio, será la puesta de largo de alcaldesas y alcaldes, incluso es posible que haya primeros ediles del tercer género. Uno que paga impuestos a base de bien les da la bienvenida, con las mismas altas expectativas como las de larga vida tenían los gladiadores. De manera que permítanme, en medio de esta España política que parece un club swinger, barbarice un poco:
Ave alcaldes, paganinis te salutant!
Joaquín Vidal