AL LORO
La lista es extensa. Miles de concejales, parlamentarios, consejeros, directores generales, asesores y demás se encontrarán en la situación de buscar empleo tras perder las elecciones su partido, o después de haberlas ganado pero sin la mayoría suficiente, situación que se da mayormente en el PP. Pero cuidado con circunscribir solo a los cesantes en la lista de damnificados por el tormentón del 24 de mayo: o mucho nos equivocamos, o algunos de los pactos van a pasar factura. Importante factura.
Lo hemos comentado ya, que el sillón de Pedro Sánchez no está muy estable tras sus pactos con Podemos. Si el secretario general conociera algunos comentarios escuchados a personas de su partido, sacaría menos pecho del que saca, se cree ya presidente de gobierno. Sin embargo la realidad es tozuda y son multitud los militantes del Psoe que lloran por las esquinas porque no se encuentran a sí mismos tras los pactos con Podemos, formación que aprendieron a abominar sobre todo escuchando lo que decía de ella el propio Sánchez. Militantes que comentan abiertamente que es una pena que no haya más Susanas en el partido que se fume un puro ante las consignas del secretario general y toma decisiones en función de lo que sus votantes consideran más conforme con sus ideas.
Dicho esto, la decisión de Carmen Chacón de ser cabeza de la lista de Barcelona al Congreso de los Diputados está siendo analizada detenidamente por la gente del partido que marca distancias abiertamente con Pedro Sánchez. Quedan seis meses por delante para las elecciones generales –si finalmente Rajoy no las hace coincidir con las catalanas, aunque el rumor anda por ahí- y en política seis meses es mucho tiempo. Daba la impresión de que las alcaldesas in pectore de Madrid y Barcelona se iban a tentar la ropa antes de tomar decisiones de las que provocan gritos de entusiasmo y de indignación a partes iguales, pero finalmente han optado por eso, por provocar gritos y han anunciado proyectos muy pero que muy cuestionables. Y si lo hacen, entonces el principal damnificado va a ser el Pedro Sánchez que las aupó a las alcaldías. Porque si no mejora el resultado del 24-M, cuando se dejó 700 mil votos en el camino aunque nunca lo menciona, le queda menos tiempo en la secretaría general que un merengue en la puerta de un colegio. Y hay recambio. Por lo menos, hay dos mujeres que no ocultan su desazón ante los pactos … y que se están convirtiendo a pasos agigantados en referentes de aquellos socialistas que lloran por las esquinas. Que no solo son, hay que insistir en ello, los que pertenecen al plan antiguo.
En el PP siguen esperando el santo advenimiento, que Rajoy concrete de una vez los cambios que ha anunciado. Cuentan por Moncloa que no está nada contento por las declaraciones de Ayllón advirtiendo que los cambios van a ser profundos e importantes, y al menos un ministro ha asegurado que el secretario de Estado no tiene absolutamente ninguna información sobre los planes del presidente. Apuntábamos el otro día que Pablo Casado tendrá un papel relevante en el partido. Lo apuntábamos porque lo apuntaban algunos que se supone que están al loro de lo que ocurre por los despachos del poder pepero, pero el único dato cierto es que Casado no ha mantenido nunca una entrevista personal con el presidente, nunca se han visto a solas, así que malamente le ha podido tantear para ver si podría convertirse en un buen vicesecretario general del partido. Y Cospedal no le dicho una sola palabra.
Lo que parece hecho, según algunos compañeros de gobierno, es que José Ignacio Wert será embajador ante la OCDE. Se lo ha pedido al presidente porque su mujer y ex secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, se va a París. Si se confirma, pues también es para gritar. Centenares de miles de parejas españolas han sido separadas de ciudad por razones laborales, y se las arreglan como pueden. Dar una embajada a quien no es diplo, y además no ha tenido una gestión excepcional como ministro, es cuando menos poco edificante.
Pilar Cernuda