Amenazas e insultos de la ultraizquierda desbordada a los concejales de Ciudadanos en Madrid y en Guadalajara. Lo ha denunciado su cabeza de lista en la capital, Begoña Villacis, y ha causado un fuerte impacto la actitud coactiva de gentes de ese mismo espectro político en la vecina ciudad de Guadalajara, mi ciudad por cierto. Los cargos públicos de Ciudadanos, cortejados sin embargo por quienes amparan estos comportamientos, para ellos llamados escraches, o sea puros actos de intimidación, son una forma de hacer política, han empezado a sufrir en su carnes la intolerancia de estos totalitarios que solo aceptan la democracia cuando ganan, e incluso cuando lo hacen no se conforman con ejercer el poder sino que quieren exterminar toda oposición.
Ahora lo han comenzado a sufrir los militantes y cargos públicos de Ciudadanos. Los del PP llevan lustros aguantándolos y sometidos a una especie de apartheid político aunque tengan tras ellos los votos de la mitad de España. Nada vale para quienes gritan «No nos representas» y en efecto así es. Ya tienen quien lo hace pero pretenden por lo visto que todos se plieguen a sus designios pues sus votos valen por todos sea muchos, pocos o cuatro y los de los demás no valen nada.
Se conocen estas noticias al mismo tiempo que se descubren los repulsivos tuits del nuevo concejal de Cultura en Madrid, el podemita Zapata donde en uno pone de manifiesto, bajo pretendido y zafio humor, su desprecio a los judíos y la burla a los millones muertos en el holocausto y en el otro se burla de una víctima de ETA, Irene Villa y de paso de las niñas asesinadas en Alcasser. Los tuits son la mejor demostración de donde están las empatías emocionales tanto de él como de quienes le flanquean, excusan y protegen. Lo he dicho y lo reitero, esta izquierda tiene mucha más empatía emocional con los verdugos que con las victimas. Por eso pacta jubilosamente con Bildu.
Lo de Zapata no es ni mucho menos lo único. Es el botón de muestra. Otro flamante concejal proponía muy alegremente el asesinato de Gallardón ¡qué gracioso!. Y las redes tomadas por las hordas podemitas se ensañaban en su defensa encabezadas por la imputada Tania Sánchez, que ya se sabe que lo suyo es como si no fuera. Que los imputados malos son los «otros».
El pensamiento oculto de todos ellos es lo que está ahora aflorando y que se esfuerzan en enterrar a toda prisa pues lo que menos les conviene es que las gentes sepan en verdad quienes son, que sienten y que piensan. Que es precisamente lo que ahora esconden. Su intención oculta, su sentimiento ahora contenido, su pensamiento ahora camuflado son sus verdaderas intenciones y su verdadera cara. Pero lo llevaba tatuado en su mano ese concejal de la CUP que arropa a Colau en Barcelona. Lo explica todo: ODIO.
Antonio Pérez Henares