Aunque Julián Barnes decía que el mejor momento de la Historia es cuando todo se colapsa porque significa que algo nuevo está a punto de nacer, no nos pongamos estupendos. Eso no es lo que ha pasado en Madrid. ¡Qué más querría Pablo Iglesias! Sería una exageración pensar que la elección de Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid es algo así como un huevo prehistórico a punto de romper. No parece que la cosa sea para tanto porque apenas han asomado la cabeza y ya tenemos el caso de un concejal al que la alcaldesa debería exigir que renunciara a su acta. Hablo de un tal Guillermo Zapata, concejal en ciernes de ¡Cultura! al que rastreando biografías -los medios de comunicación cumplen con su deber cuando actúan como contrapesos del poder- le han encontrado en sus cuentas de tuit dos perlas abominables. Literalmente vomitivas. Una que delata una falta de empatía y sensibilidad atroz hacia las víctimas de terrorismo (escarnio bajuno y villano de la esforzada ciudadana Irene Villa), y otro miserable, también sin paliativos. Una presunta gracieta a cuenta del Holocausto. No quiero reproducir las deposiciones tuiteras del tal Zapata, pero tengo para mí que ni Manuela Carmena, ni los miles de simpatizantes que el pasado 24M apostaron por Ahora Madrid se merecen que un individuo que delata semejante escombro moral pueda permanecer un minuto más en la encomienda a la que ha llegado, sin duda por ignorancia de los electores. Sí Manuela Carmena, cuya impecable trayectoria biográfica en defensa de los excluidos y perseguidos es comúnmente aceptada quiere hacer honor a su imagen, debe instar a éste graciosillo sin gracia a que desaparezca del escenario. Si no lo hace, si se ampara en los mensajes anfibológicos tan al uso entre aquellos miembros de la «casta» cuando les pillan en un renuncio, entonces habrá llegado el momento -¡tan pronto!- de proclamar que estaban equivocados todos aquellos que confiaron en que no votar a los partidos tradiciones era una forma de regenerar el sistema. Vistos sus alardes en tuiter cada minuto que el tal Zapata permanezca en el Ayuntamiento de Madrid puede ser considerado como un fraude de Manuela Carmena a quienes confiaron en ella y la hicieron alcaldesa de Madrid. Tic ,tac, tic, tac… los ciudadanos esperan la destitución.
Fermín Bocos