¡Qué nervios!, es lo que suele pasar en vísperas de las remodelaciones del Gobierno y en este caso además del propio partido gobernante.
Mariano Rajoy se reúne el jueves con sus «barones» para anunciarles el nuevo organigrama del PP, amen de los cambios en en su Gobierno, de manera que desde hace días los populares se han dedicado a hacer quinielas intentando averiguar quienes iban a ser los agraciados..
Al presidente le cuesta mucho mover ficha, pero al final ha tenido que asumir que no le quedaba otra opción para dar un impulso tanto a su partido como a su Gobierno teniendo en cuenta que las elecciones generales están a la vuelta de la esquina. De manera que Rajoy de mala gana pero obligado por las circunstancias lleva días haciendo encaje de bolillos para que le cuadren todas las piezas y sobre todo no dejar a los pies de los caballos a María Dolores de Cospedal a la que le tiene fe por más que esté abrasada políticamente. Pero eso de no dejar a sus más fieles colaboradores «tirados» le honra humanamente aunque políticamente sea un error.
Rajoy tiene en sus manos el futuro de la derecha española de sus errores o de sus aciertos
En cualquier caso el PP necesita la renovación como agua de mayo. Incluso les viene bien la pretensión de Esperanza Aguirre de convocar un congreso en Madrid y no presentarse a la reelección por más que en Génova haya molestado que una vez Aguirre haga la guerra por su cuenta.
Esperanza Aguirre no solo se ha equivocado en esta campaña electoral y ella misma se haya «quemado» cometiendo errores de bulto, sino que con sus actuaciones ha hecho más evidente la necesidad de regeneración y renovación en su partido.
Es verdad que el PP tiene un suelo sólido pero ese suelo se empieza a tambalear porque la derecha española necesita algo más que un lavado de cara, necesita amen de gente nueva, ideas más modernas y sobe todo estar más pegadas a la realidad social. Los populares han pecado de falta de empatía con quienes han sufrido la crisis, se han mostrado distantes, sin pisar la calle, sin saber de la angustia de la gente. Eso les ha pasado factura en las urnas el 24 de mayo y en las próximas elecciones puede irles aún peor.
Dentro del PP hay voces que apuntan que el «cambio» que deben de dar debería de ir más allá de lo que plantea Rajoy, incluso son partidarios no solo de reinventarse, también de un cambio de siglas, porque las actuales están tan desgastadas que a lo mejor no tienen ni arreglo. Los sectores mas críticos también son partidarios de enviar a segunda, tercera o cuarta fila a muchos de sus «notables» a los que ya se les ha pasado el arroz y por tanto apostar por dirigentes nuevos a los que nadie les pueda reprochar ningún pecado del pasado. Pero lo primero, insisten, es revisar los postulados políticos para acercarse a los ciudadanos.
Rajoy tiene en sus manos el futuro de la derecha española de sus errores o de sus aciertos de aquí a las elecciones dependerá que el PP sobreviva o pasa a ser un partido irrelevante. El sabrá.
Julia Navarro