Desde mi punto de vista, es muy preocupante que algo que no debiera ser noticia se presente en grandes titulares y subrayados en negrita en la mayoría de los medios nacionales de este país. Y me estoy refiriendo a la escenografía que presentó el Secretario General de los socialistas españoles, Pedro Sánchez, en el día de su presentación como candidato a las próximas elecciones generales de finales de este año.
El «atrezzo» del Señor Sánchez, con un fondo de una gran bandera nacional, no debiera dar ningún titular ni sorprender absolutamente a nadie ya que el propio Partido Socialista Obrero lleva en sus siglas la «E» de español.
Pero si surgen los titulares, acompañados en su caso de comentarios, críticas, apoyos y caras de sorpresa o perplejidad, todo ello se debe principalmente a que en la mayoría de los actos del Partido Socialista, así como las manifestaciones y concentraciones donde acuden los simpatizantes, afiliados y la cúpula de ese partido, los colores de las banderas que ondean al viento son los inconstitucionales del rojo, amarillo y morado republicano.
No seré yo quien critique el viraje y nuevo giro del PSOE, pero a este «performance» hay que acompañarle de la sinceridad y contundencia de los hechos. No sirve enrollarse con los colores rojigualdos de nuestra bandera nacional y a renglón seguido pactar, negociar o hacer amiguismo y componendas con los partidos nacionalistas independentistas vascos y catalanes que quieren cargarse la unidad de España.
Ni tampoco sirve salir a los sones de -banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda- y a continuación echarse en brazos de pactos de partidos antisistema. Como el de Podemos, quienes a los también sones de otro himno, el de Riego, y ondeando banderas republicanas, se quieren cargar, esa chusma anticapitalista, al actual sistema democrático y constitucional de arriba a abajo, es decir, desde la monarquía pasando por defenestrar el sistema ejecutivo, legislativo y judicial de una sola tirada.
Es por ello, que a nadie debe sorprender los últimos acontecimientos y declaraciones provenientes de la cúpula de Podemos. Cada vez más, dejan evidencias claras para aquellos que tenían ciertas dudas o no se habían enterado de qué iba la película podemita, de cuales son sus planteamientos y reflexiones en varios aspectos de nuestra vida política. Sin ir más lejos las declaraciones de Pablo Iglesias a un medio de comunicación norteamericano, ensalzando, protegiendo y defendiendo de nuevo a los verdugos encarcelados por sus abominables crímenes de la banda terrorista ETA, además de originarnos repudio y vómito, nos debería hacer reflexionar de qué pasaría en este país si gobernase Iglesias y sus secuaces. Cuestión esta que no es descabellada si vemos las maniobras de Pedro Sánchez y los socialistas tras los últimos pactos municipales y regionales realizados, ya que con tal de descabalgar al PP, están dispuestos a olvidarse de la bandera bicolor del fondo del escenario para colocar una tricolor con el morado incluido y envolverse no sólo en el republicanismo sino en lo que decidan los círculos y asambleas de Podemos, es decir lo que decidan en concilio Iglesias, Monedero y Errejón.
Carlos Iturgaiz