La bolsa española coronó la mejor semana del año. El IBEX subió un 4 por ciento, a pesar de que el viernes hizo parada y fonda. Los 11.500 puntos están en la mano y para el corto plazo, las opiniones son para todos los gustos. Muchos se preguntan si los primeros pasos dados por Grecia en la buena dirección van a continuar mucho tiempo y su efecto va a ser positivo para las bolsas. Sólo algunos acarician los 12.000 puntos. En el horizonte no sólo hay que despejar los nuevos compromisos que deberá afrontar Tsipras con su partido muy tocado y su grupo parlamentario dividido. Además, se ha visto obligado a cambiar a los ministros díscolos. Y, lo más importante, si habrá o no nuevas elecciones. En fin, que de momento las cosas van por el camino marcado, pero la idea general es que Grecia tardará años en levantar cabeza. La sociedad ha quedado muy marcada. Apoyaron mayoritariamente en referéndum un no a las medidas impuestas por la troika y sus gobernantes se lo han pasado por el arco del triunfo. De momento, la Unión Europea ha aprobado la línea de 7.100 millones de euros para que Grecia afronte los próximos pagos al BCE y al FMI. También el BCE aportará unos 900 millones de euros a los bancos griegos para que abran el lunes, aunque no a pleno rendimiento.
En España, la tragedia griega ha tenido consecuencias no sólo económicas, ya que si todo sale como se ha previsto, tendremos que poner otros 10.000 millones de euros en la esperanza de recuperarlos algún día. A propósito de esto y en el debate mantenido esta semana en el Congreso de los Diputados en el que el presidente del Gobierno dio cuenta de las negociaciones con Grecia, Rajoy anunció que llevará a votación el acuerdo con Grecia y ciertamente pilló desprevenidos a todos. El secretario general del PSOE, que tuvo una intervención del tipo «de dónde vienes, manzanas traigo». Es decir, que no se mojó en absoluto sobre el asunto, ahora habrá de hacerlo después de días y días en el que su postura ha sido equidistante. Por cierto que al respecto se ha pronunciado Pablo Iglesias quien ha asegurado que de estar en el Parlamento votaría sí al acuerdo con Grecia. El líder de Podemos que fue muy beligerante con la negociación, que apoyó el no en el referéndum y cuyas bases incluso han pedido un boicot a los productos alemanes, se ha quedado totalmente descolocado y a base de malabarismos ha terminado por apoyar el memorándum con las obligaciones de Grecia hacia la troika para seguir en el euro. Todo un ejercicio de contorsionismo político del que se verán las consecuencias.
Carmen Tomás