En la Edad Media se entregaban rehenes para garantizar el cumplimiento de un acuerdo. Tsipras no dejó a ningún familiar en prenda en Bruselas pero aceptó una tutela política y económica como garantía del cumplimiento de las obligaciones requeridas para negociar el tercer rescate evitando así el total hundimiento económico de Grecia y su salida del Euro. Lo ocurrido refleja errores griegos y muestra una senda para la UE.
En lo primero contabilizaremos la gestión de los previos gobiernos helenos, de derechas o de izquierdas. Fue mala y mentirosa. Hoy gobierna Syriza, cercana a Podemos, y debe responsabilizarse del presente. Lo de las «herencias recibidas» es demagógicamente útil pero falaz. Lo pasado es para los historiadores. Lo que se ventila en el presente es la responsabilidad de quien lleva la gobernabilidad del momento y en Grecia se comprueba que las promesas de Syriza pertenecían a lo ilusorio.
Además, difícilmente pudo dirigir peor Tsipras la negociación en la Eurozona para obtener el rescate necesario. En toda negociación la confianza es también un valor esencial y los comportamientos provocadores de Tsipras y Varufakis pasaron factura. En lo económico, con condiciones que otros países también han sobrellevado. En lo político, con medidas fruto de la desconfianza generada. La genialidad del referéndum pidiendo el “no” para luego desdecirse dejó a Tsipras desnudo dentro y fuera de Grecia, incrementando paralelamente un empeoramiento de la situación socio-económica helena.
Declaraciones recientes de Tsipras ponen en duda su posterior resignación. Quizás se avecinen incumplimientos que pueden ser fatales a diestro y siniestro. Este país seguirá en la UVI mucho tiempo y, mientras unos afirman que en lo acordado prevaleció lo económico frente a lo político, otros afirman que económicamente sus pies son de barro. El FMI menciona la necesidad de aceptar más quitas. El dimitido Varufakis sigue agitando el “no” y muchos desconfían del éxito de este rescate. El final de esta saga sigue sin estar claro. El «Grexit» aún puede darse. Este Protectorado griego es responsabilidad de la UE pero como en toda enfermedad el paciente ha de ayudar a su recuperación. En este caso, construyendo un Estado fuerte y respetado en lugar del desastrosamente débil y clientelar.
Grecia endureció sus sufrimientos justo cuando en la UE se empieza a reconocer que si bien la austeridad sanea las cuentas, también requiere medidas complementarias para relanzar la economía sobre una base sana. La Unión y los propios Estados miembros deben profundizar en esta vía para lo que sería preferible que los electores europeos ignoren la extremas izquierdas que llevan a Guatepeor, las derechas que sólo quieren sanear cuentas o las extremas derechas, tan nacionalistas y antieuropeas como las izquierdas radicales.
La UE sigue siendo una Unión de Estados. Todavía no lo es de ciudadanos, que es un objetivo al que nunca llegaremos con socios que no lo quieren o con otros que no están en condiciones de contribuir a este proyecto. Aunque no sea deseable, no debiera ser tampoco un drama insuperable que países así abandonen la Eurozona o la propia Unión Europea. La UE debe progresar hacia una plena integración desde el núcleo de esta Eurozona con países capaces de ello. El Presidente francés, Hollande, habla incluso de un Parlamento y de una gobernanza económica única para la Eurozona.
Esta zona es la vanguardia de la UE para seguir poniendo más partes de sus soberanías en común, ya que no puede un país integrarse y conservar la plena soberanía como pretenden algunos atolondrados. Hay que seguir reforzando las políticas económico-fiscales con un sentido social y democrático para caminar hacia una unificación de los Estados, abriendo paulatinamente las puertas a esa UE de los ciudadanos.
Se requiere para ello una mayor identidad germano-francesa y líderes europeístas tanto en Bruselas como en las capitales europeas, incluida Madrid. Es urgente articular ahora un discurso global de la ambición europeísta para trasladar a las opiniones públicas una finalidad ilusionante que responda a las principales necesidades como, entre otros, un desarrollo económico y fiscal conjunto con contenido social y solidario en un marco con obligaciones por cumplir; la perspectiva de la Unión Política con sus equilibrios internos y sus relaciones exteriores; la seguridad frente al terrorismo y la intangibilidad de las fronteras de la UE acuñando para ello una estrategia político-militar. Más que ceder a las pretensiones de Cameron para su referéndum sobre la UE se debe aprovechar este momento para relanzar decidida y valientemente el proyecto integrador de la Unión.
Entre tanto, Homs, segundo de Mas, ya realizó, mientras su jefe visitaba al Rey, una declaración unilateral de independencia de Cataluña al rechazar la primacía del Parlamento español sobre el catalán, y en Navarra gobiernan partidarios de la fusión en Euskadi.
Afortunadamente Irán renunció al arma nuclear aceptando verificaciones que esperemos sean suficientemente intrusivas. Otro éxito de un liderazgo, el de Obama en su recta final como Presidente de los EEUU.
Carlos Miranda
Embajador de España
Carlos Miranda