La candidatura de Xavier García Albiol no ha sido una sorpresa superlativa, su nombre circulaba desde hacía meses como posible sustituto de Alicia Sánchez Camacho al frente del PP catalán.
Camacho se empeñó a fondo por su partido, el resultado de las autonómicas anteriores había sido espectacular, pero el rechazo hacia su persona era brutal. Imposible ganar terreno a Ciudadanos y a la abstención con ella como cabeza de lista, de cualquier lista. García Albiol es polémico, la oposición le acusa de xenófobo porque ha hablado muy claro respecto a lo que piensa de los gitanos rumanos y de los musulmanes que intentan imponer sus criterio sin asumir ninguna obligación ni ley española, y si ese mensaje ha sido utilizado por sus adversarios en su contra. Sin embargo le ha dado votos de quienes creen sinceramente que con los inmigrantes hay que actuar sin complejos. En Badalona ha superado con muchos los votos de hace cuatro años, lo que significa que ha convencido con su gestión como alcalde, aunque ha perdido el cargo al quedarse a poco de la mayoría absoluta.
En su designación ha tenido mucho que ver Jorge Moragas, que pisa ya tan fuerte en Génova como en Moncloa, donde manda cantidad. También ha tenido que ver la propia Alicia Sánchez Camacho, con ganas de repetir experiencia como diputada en el Congreso. Y por supuesto ha sido fundamental la opinión de Rajoy, que según dicen hacía tiempo que tenía el nombre de Albiol rondándole por la cabeza. En cuanto a que la número dos fuera Andrea Levy, que equilibra muy bien a Albiol (hombre-mujer, lenguaraz-prudente, conservador-ala más progresista del PP) fue cosa también de Moragas, que ya apuntó su nombre cuando se rehízo la estructura de dirección del partido hace algo más de un mes y entró Levy como vicesecretaria.
Lo de Cataluña está que arde, pero de tan seguida que es la cosa, tan insistente, llega a aburrir. Y encima la Colau no pierde ocasión de convertirse en la protagonista del día con sus iniciativas antimonárquicas, antireligiosas, antiespañolas y antitodo. ¿Cuándo van a empezar a gobernar los alcaldes de Podemos? Hasta ahora los de Madrid y Barcelona, y Joan Ribó, de Compromis, en Valencia no han tomado una sola iniciativa dedicada a mejorar la vida de los ciudadanos. Ni una. Han colocado poco a poco a personas cercanas, familiares a ser posible, y se han dejado llevar por su visceralidad. Pero gobernar, tomar decisiones, elaborar normas, revisar contratas, o hacer un seguimiento de las obligaciones municipales, hasta ahora no se ha visto. Y Madrid, por ejemplo, no es que esté asquerosa, sino que hiede. Pero Carmena está en otras historias, la limpieza no es asunto que le preocupe. Y eso que ha puesto de concejal del ramo, de Medio Ambiente, a lo que parecía lo mejor de su equipo, Inés Sabanés…
Seguimos con Cataluña a pesar del hartazgo. Dicen que la designación de Albiol ha pillado a Albert Rivera con el pie cambiado, su estrategia estaba basada en la continuidad de Camacho. No ha tenido mucha suerte con el anuncio de su proyecto educativo, al poco de que lo presentara Luis Garicano toda la atención se la llevó el nuevo candidato del PP catalán. Aunque quizá le ha venido bien al dirigente de Ciudadanos, porque el proyecto tenía fallos de bulto. El tan cacareado pacto de Estado para la Educación ya lo propusieron en tiempos PP y Psoe cuando gobernaban, y fue imposible lograrlo. Prestar libros a los alumnos también fue una idea que barajaron en tiempos los dos partidos mayoritarios … y chocaron con los intereses de los editores de libros de texto, muy influyentes. En cuanto al MIR para los profesores, parece que Garicano, que no ha vivido en España en los últimos años, no tenía ni idea de la que organizaron los sindicatos de la enseñanza cuando se barajó que los profesores tuvieran que pasar exámenes periódicamente. ¿Cómo es posible que se presente un programa educativo, o de infraestructuras, o de Sanidad o de Justicia, sin estudiar qué situaciones se habían dado previamente, qué iniciativas presentaron otros partidos y cuáles fueron las razones para que no salieran adelante? Es sorprendente.
Pero en este país hace ya un tiempo que vamos de sorpresa en sorpresa. Y no precisamente a mejor.
Pilar Cernuda