lunes, noviembre 25, 2024
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Muñoz-Pantoja : ¡Maldito parné!

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En Marbella hay gente que apenas si recuerda los nombres de los cabecillas de la operación «Malaya», salvo que pronuncies el de la famosa tonadillera Isabel Pantoja o el del ex alcalde Julián Muñoz. Entonces, sí. Seguramente porque las televisiones y los medios de comunicación nos hemos encargado de que la identidad y las fechorías cometidas por la pareja no se borren de la memoria colectiva de un pueblo que todavía hoy tiene que hacer frente a la enorme deuda que dejaron en las arcas del municipio. No solo ellos, no, también grandes empresarios de la construcción o funcionarios municipales cuya única misión era velar porque el dinero que se consigue a través de los impuestos que religiosamente pagan los ciudadanos para que se emplearan en mejorar los servicios de una ciudad que con escándalos o sin ellos sigue siendo el destino favorito de turistas de todo el mundo, preferentemente de los alemanes, británicos, franceses y árabes.

Con Julián e Isabel en la cárcel, me pregunto si les habrá merecido la pena cometer los delitos que cometieron

A toro pasado, con Julián e Isabel en la cárcel, despreciados por quienes se decían ser sus amigos incondicionales, me pregunto si les habrá merecido la pena cometer los delitos que cometieron. Supongo que no, que si en su mano estuviera, la Pantoja no hubiera arribado a Marbella ni por todo el oro del mundo y mucho menos hubiera unido su vida a la del ex alcalde pero, claro, poner en marcha la moviola de la historia es algo que solo ocurre en las telenovelas, no en la vida real, y el presente de estos dos personajes no puede ser más dramático, fruto de su ambición, de sus ganas de vivir por encima de sus posibilidades, de pensar -como tantos y tantos otros-, que contra ellos nadie se iba a meter, por el escándalo que eso supondría.

Decía mi abuelo que no hay peor ciego que el que no quiere ver. De ahí que ni a Roca, ni a Maite Zaldivar -la de las bolsas de basura debajo de la cama-, ni a la tonadillera, ni al ex alcalde se les pasara por la cabeza que podrían acabar con sus huesos en la cárcel. Pero la justicia, aunque lenta es segura y el desenlace no pudo ser peor para todos ellos.

A Julián, la enfermedad le esta pasando factura. Según el cuadro médico padece «pluri patología», con cardiopatía isquémica, hipertensión, diabetes, insuficiencia venosa crónica, infartos lacunares, ictus sin secuelas neurológicas y artrosis cerebral. Razón por la cual, la juez de vigilancia penitenciaría le ha concedido el tercer grado, convencida como está de que existe riesgo de muerte.

La salud de Isabel también se ha resentido en los últimos días de manera que ha tenido que ser ingresada en un centro de salud de Sevilla, con el fin de hacerle un chequeo antes de su ingreso en prisión.

En definitiva, dos vidas echadas a perder en su afán por conseguir más y más dinero, como si no hubieran tenido bastante con lo que cada uno individualmente ganaba. Ella con sus conciertos y con su prestigio intacto, él como lo que ha sido siempre: un chico listo, astuto, trabajador y simpático. Pero no, quien aspiraba a ser el rey del mambo no se podía conformar con un destino cualquiera. De ahí que pusiera sus ojos en una cantante famosa, muy famosa, tanto dentro como fuera de los escenarios, y lo suficientemente ambiciosa como para llegarse a creer que sería alcaldesa de Marbella. De una Marbella que diez años después de aquel saqueo, ha pasado página y hoy bulle de alegría, de propuestas culturales para todos los públicos y todos los bolsillos.

Rosa Villacastín

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