Me pregunto si en el Gobierno hay alguien que piense. Y es que no se puede cometer mayor torpeza que la de promover una reforma del Tribunal Constitucional por la vía de urgencia para que asuma unas competencias sancionadoras en caso de que a Artur Mas le de por declarar la independencia de Cataluña, tal y como amenaza.
Con la Constitución en la mano, el Gobierno de la nación y las instituciones tienen mecanismos sobrados para hacer frente a quienes intenten saltarse la legalidad declarando la independencia de una parte del territorio. Peor aún, suponiendo que el Gobierno piense que necesita más herramientas, no ha elegido ni la adecuada ni mucho menos el momento de ponerla en marcha.
Una reforma de calado no se puede llevar a cabo de manera improvisada en vísperas electoras.
Una modificación de las funciones del Tribunal Constitucional necesita cuanto menos del consenso de la mayoría de las fuerzas parlamentarias pero además una reforma de calado no se puede llevar a cabo de manera improvisada en vísperas electoras.
El Gobierno y el PP han logrado crear un problema tan absurdo como gratuito además de desviar la atención del problema principal que es precisamente el anuncio de una parte de los partidos catalanes de que piensan saltarse la legalidad.
Y todo en un momento en que la opinión publica catalana estaba asistiendo escandalizada a los últimos capítulos de los casos de corrupción que tienen a Convergencia como principal protagonista, con la publicación de documentos que parecen probar que efectivamente alguien cobraba el tres por ciento por los contratos con la administración autonómica.
Pero además los ciudadanos catalanes empiezan a percibir en las declaraciones de dirigentes europeos, como Angela Merkel, o través de las reflexiones de intelectuales, o las llamadas de atención como la carta de Felipe González, o la preocupación de su clase empresarial, que la independencia es un camino hacia la nada.
El Gobierno ha cometido un grave error, aderezado además por una puesta en escena totalmente desafortunada.
Que Rafael Hernando, portavoz del PP, apareciera acompañado por el candidato popular a presidir la Generalitat, Xavier García Albiol, es la mayor estupidez que podían cometer los populares.
Les confieso que no salgo de mi asombro ante tanta torpeza. Lo que si sé es que el Gobierno debería de rectificar.
Julia Navarro