lunes, noviembre 25, 2024
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¿Alexis Mas o Artur Varufakis?

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Sabemos que los hay que gustan ir de funambulistas por la vida. Les sale bien hasta que se caen. O no. Siguen pero, como en los videojuegos, todo se derrumba a su paso.

¿Qué será de Cataluña y del resto de España tras este otoño?  Las declaraciones de quienes aseguran que Cataluña seguirá siendo parte de España son interesantes pero Mas está dispuesto a transitar hacia una independencia unilateral si obtiene con su lista anti-española el 50% de los escaños del Parlament que, por la Ley de Hont, se pueden conseguir con menos de la mitad de los votos válidos emitidos.

Bastantes catalanes aspiran a la independencia del mismo modo que muchos no la desean. Como parte de Aragón el Principado se unió con Castilla como consecuencia del previo matrimonio en 1469 de Fernando e Isabel. Fue una «Unión Real» pacífica, fruto del amor, como la Embajada-prebenda de Wert en la OCDE parisina, o, más bien, de la razón de Estado frente a Francia, imperialista respecto de los aragoneses, catalanes incluidos. Los futuros Reyes Católicos deseaban, sobre todo, recuperar la unidad peninsular previa a la invasión árabe y la fortaleza que ello conlleva. En el siglo XVII los catalanes se fueron con Francia doce años pero tuvieron que regresar. ¿Les convendría ahora otra docena fuera de España y de la Unión Europea (van juntas)? Por comprobar lo que les dice incluso Merkel: fuera no tendrían futuro.

Les descolocó que, fallecido Carlos II de Habsburgo, fuese Felipe V, un Borbón francés fronterizo, quien le sucediese en el trono español. El consiguiente rechazo austriaco e inglés, pura injerencia, provocó una guerra internacional de sucesión en España y en Europa. Cataluña escogió el bando perdedor pero se benefició de la modernización venida en los baúles borbónicos.  

Luego pasaron muchas cosas pero Cataluña disfruta actualmente del mayor autogobierno de toda su Historia al amparo de un pacto constitucional de unidad española aunque la avaricia rompe el saco. El empeño por un sueño irrealista divide profundamente a los catalanes (incluso con activistas y amedrentados). Sigue Mas progresando en la cuerda floja pedaleando en un monociclo circense con indudable maestría pero falazmente pues seguir pretendiendo que se puede abandonar España y quedarse en la UE es una engañifa alevosa para crédulos. Por cierto, Ada Colau (¿Secesionista timorata de “ni chicha, ni limoná”?) no sabe leer si dice que la carta de Felipe Gonzalez era insultante para “los catalanes”. Es una megalómana, arrogándose una representación que no tiene ya que solo es alcaldesa de Barcelona y, además, entre los barceloneses seguro que muchos comulgan con González.

Alexis Tsipras también engatusó a su electorado asegurando que amaestraría a los europeos si le elegían Primer Ministro. Luego vino la dura realidad acompañada de las rebajas del tío Paco, no sólo de Merkel. Tsipras se batió en retirada diciendo aquello de “donde dije digo, digo Diego” mientras el defenestrado Varufakis (por Tsipras) sigue dando la matraca.

Mas tendrá que elegir ser como Tsipras o como Varufakis. No estaría mal que eligiera la sensatez aunque sea a costa de alguna de sus hábiles piruetas que le puedan llevar, como Tsipras, a hacer lo contrario de lo prometido o solicitado a sus partidarios. A Tsipras no le salió mal y puede que hasta siga mandando tras los próximos comicios griegos. Victimizado por su electorado podría volver a encumbrarse sólo por aparentar ser distinto a los políticos que le han precedido aunque, esencialmente, hiciese lo mismo.

Frente a quienes aconsejaron hace tiempo, como el PSOE, atajar la deriva de Mas mediante una reforma federalizante de nuestra Constitución, necesaria en todo caso, y que se reflejaría esencialmente en el Senado y en la financiación autonómica, Rajoy prefirió la estrategia de la pasividad apostando por el fracaso de Mas sin hacer nada lo que ocurrió, sin duda, con el fallido referéndum del President. Sin embargo, con la propuesta federal los independentistas catalanes menguarían. No pasarían de un tercio según sondeos fiables.

Después de que Mas consiguiese, finalmente, su lista única tras domesticar aparentemente a Junqueras, en realidad su amo, Rajoy parecía, según dijo, dispuesto a negociar reformas constitucionales a partir de 2016. Más vale tarde que nunca pero podría haber empezado por ahí al principio de esta legislatura aunque sus barones parecen estar quitándole la idea de la cabeza. ¿Ya no lidera Rajoy su partido? Por su ambigüedad, ahora, la apertura de Rajoy serviría, quizás, si Mas fracasa el 27 de septiembre. Si, en cambio, saca su mayoría absoluta, Rajoy tendrá primero que atajar sus eventuales actos inconstitucionales, arreciando el temporal.

¿Que acabará haciendo Mas? ¿Y Rajoy, si Mas se desmadra? ¿Apelará a la unidad nacional pretendiendo aunar tras él a todos, partidos y españoles, justo antes de las elecciones generales? Mientras, las inversiones internacionales  abandonan Cataluña y España.

 

Carlos Miranda

Embajador de España

 

Carlos Miranda

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