En el ecuador de la campaña catalana la sociedad civil, representada por empresarios, banqueros, juristas y expertos en política internacional, ha salido en tromba bajo el lema «ni un día sin comunicado» a advertir a los votantes de los graves riesgos de una declaración unilateral de independencia.
La gente puede preguntarse si, expertos como son cada uno en su materia, no sabían desde la primera amenaza de Artur Mas que la independencia suponía la salida no solo de la UE y de su moneda, el euro, sino de todos los organismos internacionales. La imposibilidad de subsistencia de muchas empresas por falta de acceso al crédito. El cierre del grifo del dinero barato suministrado por el Banco Central Europeo. En fin lo que están contando a los catalanes estos días.
¿Por qué han esperado tanto?, ¿porque han dejado que calara el mensaje de la lista de Junts pel si, afirmando que la independencia era gratis?. Posiblemente porque, pese a residir en Cataluña, muchos de ellos creyeron primero que Mas iba de farol, luego que no le seguirían, que primaria el «seny», y por ultimo que este era un tema de los políticos.
¿Por qué han esperado tanto?, ¿porque han dejado que calara el mensaje de la lista de Junts pel si, afirmando que la independencia era gratis?
Se han equivocado y la bola de nieve es ahora una avalancha que amenaza con colapsar la economía catalana. Porque las encuestas dan un ascenso imparable a la opción independentista y la posibilidad de que la lista de CD y ERC consiga la mayoría absoluta sin necesidad de contar con la CUP. Esos datos, que sitúan a Ciudadanos como la tercera fuerza pero sin superar la escueta cifra de veinte escaños, al PSC resistiendo ante la anunciada debacle y gracias a la buena campaña de su líder Iceta, y a Albiol salvando los muebles del PP, son los que han puesto de los nervios a la clase dirigente y a la sociedad civil.
Es verdad que el Gobierno de Rajoy, tan imperturbable hasta ahora, ha movido todos los resortes diplomáticos para conseguir la reacción de las cancillerías europeas. Pero cabe preguntarse también porque los presidentes de países vecinos, que tienen también regiones con ansias secesionistas, no han seguido la senda de Durao Barroso quien hace mas de un año ya advirtió de la salida fulminante de la UE a quien rompa la legalidad de un Estado miembro.
Este goteo de comunicados en contra de la independencia no ha hecho más que empezar y la semana que queda de campaña electoral va a ser prodiga en ellos. Se pretende motivar a los indecisos para que conozcan las consecuencias reales de su voto; a esos que dudan hasta el último minuto, a esos que tienen su corazón y sus sentimientos con el «Si» pero que temen sus consecuencias económicas y de aislamiento.
Porque no es cierto que independizarse sea gratis. La emoción y los sentimientos tienen un precio enorme y hay que decidir si se paga o no.
Victoria Lafora