San mamés bien iluminado y con un arco neocon. Una pradera un poco brillante, con algo de baba para que el balón corra cuesta abajo. Ya no hay barro. Ya no hay asesinatos por la espalda. Una estructura de metal, limpia y precisa, ha saneado la ría. Los antiguos mutantes, como Goiko, desaparecen cuando el niño enciende la luz. De la ley antigua queda el jaleo de la grada, que va haciéndose grito unánime y felizmente patriótico en los momentos en los que el tiempo se dilata y se convierte en posibilidad.
El mar de fondo del madrid, discuta la misma esencia del athletic. Recuerden: uno tiene al mundo por su patio trasero y trasciende a través de la victoria; el otro no sale de la huerta y de la casa y busca la eternidad a través de la estirpe. A pesar de eso, las dos aficiones aman los partidos caóticos y encabritados, y los goles hechos a patadas y con el corazón en la boca. También adoran a los jugadores paridos por la tectónica de placas. Fernando Hierro de haber nacido en Getxo, sería ahora mismo lehendakari, presidente del euzkadi burú batzar, poli mili retirado y madre de todos los vascos.
Los tiempos han cambiado y el paso del madrid lo marcan Karim y Modric. Así se da una paradoja respecto a los deseos del entrenador. Dos jugadores que fluyen por los senderos de su imaginación, que está irremisiblemente atada al fútbol (y no al caos como la de los laterales), y son origen y fin de este equipo. Y Benítez, que quiere dotar al madrid de un armazón pesado reconocible desde el tercer anfiteatro. Hay una tensión ahí, y quizás no convenga avanzar en la solidificación del equipo, porque las estructuras sólo se pueden echar abajo cuando se hacen presentes.
Algo que saben muy bien los anarquistas, con Marcelo a la cabeza.
El equipo es reconocible porque sus jugadores son famosos en el mundo entero y todos conocen sus gestos, su genio y los chismes sobre su sexualidad. Pero la forma de jugar no está clara y desde el barsa de pep, el hincha se pone nervioso cuando no siente como suyos los caminos de los jugadores por el césped. Al parecer el madrid saltaba al campo en 433. Formación humanísima y que se ve con buenos ojos desde las altas instancias de la nación. Hay equilibrio, muchos pases, y los centrocampistas dominan la función. Era Kovasic el que le daba solidez a la idea, aunque esa numerología tardó en verse plasmada en el encuentro. Digamos que en el principio se veía a mucha gente yendo y viniendo en el centro del campo. Y que los del madrid eran más. Eso no tiene mayor importancia porque el Real tiene un jugador al que no le hace falta rozar el balón para provocar desmayos entre la competencia: Luka Modric.
El dominio de Modric sobre lo real es propio de un dramaturgo. Por momentos, pareció la voz en off del partido, el narrador. Nada se le escapaba, ni el balón, ni el espacio. Cualquier parte del campo era domada cuando el croata tenía el balón, y cuando no era así, de las entrañas del área del madrid, siempre era él, quien con la pelota silbándole alrededor salía de la madriguera y repartía panes con la suficiencia de un elegido. Con la humildad de un santo.
El orden emana de Modric como si dirigiera una civilización infantil. No es un orden geométrico, autoritario. No habla ni gesticula. Es su cuerpo el que despide un lenguaje que despista al rival, habilitando pasos sellados en lo que dura un pestañeo. Es ya el mejor jugador del madrid, que vuela sobre el césped haciendo cotidiano lo que para otros resulta inasumible. Eso lo hacen los genios. Y sólo hay uno por encima de él.
A su vera, Kroos sigue perdido en su labor de ancla de un equipo que no la necesita. No pierde balones, pero a su alrededor brota el espacio como por ensalmo cuando defiende, y se le cierran los caminos cuando ataca. Quizás esa sea la razón por la que Benítez le puso encima a Kovasic. Y tardaron en entenderse. Hasta que Karim le arrancó el gol al defensa, se solaparon y parecían dar vueltas el uno al lado del otro. Y aún así, el croata demostró personalidad tirándose al monte con el balón en los pies, provocando ocasiones sólo con su técnica y determinación, algo que vale su peso en oro.
El Athletic intentaba volver hacia el madrid por los caminos que hay a la espalda de los laterales, pero eso ya está muy visto y en esos primeros momentos funcionaron las ayudas. Ronaldo sigue en lucha contra su velocidad y cada encuentro tiene una ocasión que es la suya de toda la vida. Pase oblícuo al espacio que le deja en un mano a mano esquinado con el portero, y Cristiano al que no le llega el aliento, que dispara de mentiras. Es triste ver el defecto donde antes estaba la virtud, y cada vez más, el portugués se refugia entre líneas, donde su juego es limpio y muy fino, pero falto del esplendor y la pausa de Karim. Quizás con Gareth este nuevo Cristiano sea incluso más productivo para el equipo que el antiguo. Sin él, hay un vector que no está habilitado y la impresión es que su juego en la mediapunta no abastece a nadie, porque no se abastece a sí mismo.
El partido lo tenía dominado el madrid por las solapas cuando Karim se transparentó y cazó el gol del bobo. De repente hubo un cierto orden, Isco apareció en la función, y Marcelo comenzó a desdibujar el ánimo de los bilbaínos con su talento venido del absurdo. Carvajal atropellaba rivales y llegaba impulsado por su detonación interior, puesto que es de los jugadores que nunca pararán de correr. La estela a su espalda la aprovechó el athletic, empujado por su gente, por la historia y por un delantero centro de dos pisos, Aduriz, que es la razón final del equipo vasco. Benzemá y Cristiano son las señoras con grandes collarones que no desean bajar la basura. Así que Benítez aplica un resultón 442 en defensa, al que sólo se añaden los dos delanteros cuando las señales de auxilio son muy obvias.
A la zona de tres cuartos del madrid donde se sueldan las jugadas, hay que llamarle desde ya: la zona xabi. Sigue siendo su ausencia un motivo para el desasosiego. Kroos ni la ha llenado, ni sabe cómo ordenar las maniobra de repliegue. Los laterales defienden mal justo ahí, aunque luego den la vida en el área. El athletic no tiene un gran mediapunta, pero sí buenos centradores y una segunda línea que acudía al remate con presteza. El madrid es un equipo de almas pululantes y no es lo mismo robarle la cartera un rival (lo que hace modric), que achicar el espacio cuando lo enfrentas en carrera (lo que hacía xabi). La diferencia con el año pasado -con la estructura a medio mutar- es el portero. Hay portero. Hay ley. Hay Padre. La casa no se cae cuando sube la marea. Keylor hizo tres paradas como tres soles que iluminaron cada momento en el que los vascos entraron hasta el interior de los salones madridistas.
En el inicio de la segunda parte Varane parte en dos el campo con una zancada de otro mundo. La ocasión la desbarata Karim, más pendiente de la exquisitez dibujada en su cabeza que de embocar el balón al gol. El madrid se repantinga demasiado atrás y los jugadores del ahtletic toman a la carrera las partes calientes del campo. Los vascos comienzan a excavar cerca del área madridista y cada falta es una epopeya. Primero el griterío unánime para indicarle al juez la decisión. Luego el silencio de los preparativos que se van cargando de tensión. La lucha de clases en el área y la pelota que sobrevuela. Se rompen las emociones y el balón dividido danza por el área en busca de una solución. Carvajal le roba un gol a Aduriz. Keylor vuelve a salvar a la primera dama. En el otro lado, Isco intenta dominar las contras con su vicioso movimiento de cadera, pero Cristiano tiene ya la duda encima. Hay una péridida del malagueño, muy alta, pero peligrosa porque todo el madrid se había echado al monte. Pepe sale a por todo,desbarra y vuelve a perder la bola. La contra es cristalina y un jugador vasco se tira en plancha rematando la faena contra la red madridista. Un gol hermoso hecho de fiereza y velocidad. Vuelve la raza. La gente delira.
A partir de ahí, todo es Modric. Con tranquilidad, por sus caminos sinuosos, saca al madrid del atolladero y conecta con isco y Karim dos especialistas en domar las emociones. Fue un pase del croata al espacio, de primeras, abriendo una jugada que parecía muerta, que le llegó al malagueño que tiene la más difícil. Oportunidad clara de gol. Todos los ojos puestos en él. Subiendo por la pared del área en su vespino y según avanza, se van cerrando las posibilidades. Escoge la obvia que es también la más arriesgada. Pase combado entre las piernas del defensor, y al otro lado, otro guasón profesional, Karim, la emboca a gol y vuelve a poner en ventaja al Real.
Benítez espera en banda y hace los cambios en el momento justo. Sale Jesé por Isco y de momento se va en velocidad sin lograr nada a cambio. Pero el público ha entrado en el partido y el athletic simplifica su fútbol llevado por la grada. Reluce la zona vacía en la mediapunta del campo del madrid, y a los centrales no les queda más remedio que derribar todo lo que anda por allí. Faltas, tensión, ceremonia y paradones de Keylor. Sale Casemiro a la batalla y se endurece el cinturón voluble alrededor del portero. Ya no hay más contras. Pero los balones siguen lloviendo como si fuera un atavismo de San mamés, algo contra lo que no se puede luchar.
El juego no se acaba hasta que se acaba, dice un hombre moreno del que no es posible saber su filiación. Se transparenta el cansancio de los contrincantes. Todos quieren acabar y el árbitro se apiada y pita. La gente no es del todo feliz, puesto que no ha habido decisiones controvertidas, y el pueblo por una vez no es víctima de nadie. Pero han luchado a su manera, levantados por la grada, que así se inmiscuye en el juego, y sin mostrar flaqueza ni inferioridad.
Y así gana madrid.
ATHLETIC, 1 – REAL MADRID, 2
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Etxeita, Laporte, Balenziaga; San José (Mikel Rico, m. 71), Beñat (Sola, m. 84); Susaeta (Ibai, m. 80), Raúl García, Sabin; y Aduriz. No utilizados: Herrerín; Gurpegi, Lekue y Eraso.
Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Varane, Marcelo; Modric, Kroos; Isco (Jesé, m. 71), Kovacic (Lucas Vázquez, m. 88), Cristiano Ronaldo; y Benzema (Casemiro, m. 80). No utilizados: Casilla; Arbeloa, Cheryshev, Nacho.
Goles: 0-1. M. 19. Benzema. 1-1. M. 67. Sabin. 1-2. M. 70. Benzema.
Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Cristiano, Pepe, Beñat, De Marcos, Kroos e Ibai.
Unos 45.000 espectadores en San Mamés.
Ángel del Riego