Todas las campañas acaban resultando cansinas. Se repiten discursos, se lanzan consignas y consignas, todas iguales y siempre las mismas. Sin embargo, la campaña catalana esta resultando, ha resultado especialmente dura y tensa. Ha tenido sus momentos de gloria como los bailes de Miquel Iceta, el corte de mangas de Artur Mas, la entrevista de Alsina a Rajoy, el debate entre Margallo y Oriol Pujol y por no faltar no ha faltado Manitú. Hasta se ha hablado a modo de los indios para que todo quede casi como estaba en lo que a dialéctica se refiere.
La suerte está echada y solo queda que las urnas nos digan qué efectos ha podido tener la movilización de líderes y gentes. La jornada de reflexión va a ser un día de silencio que todos vamos a agradecer. Esta campaña comenzó mucho antes de su fase inicial y además ha sido algo mas que una campaña para elecciones autonómicas. Al final se trata del si o del no a la independencia con el ingrediente añadido de que para algunos como Pedro Sanchez y Pablo Iglesias ha sido un ensayo general de la campaña para las elecciones generales. A Por Mas para echar a Rajoy.
La suerte está echada y solo queda que las urnas nos digan qué efectos ha podido tener la movilización de líderes y gentes
No sé hasta qué punto el silencio de la jornada de reflexión va a servir para que unos y otros hagan recuento de los argumentos esgrimidos. Creo que más bien se aprovechará para dar un paseo por las Ramblas y hacer compras para la siguiente semana. Cuando las urnas se cierren será otro cantar y, estoy segura, un punto de vértigo se va a instalar entre ciudadanos y políticos.
No estaría de más que el silencio fuera un silencio productivo, de auténtica reflexión porque lo que va a ocurrir en Cataluña en ninguno de los supuestos va a deparar un lunes aburrido. Se juegan mucho los catalanes y con ellos todos los españoles. A muchos millones de nacionales nos cuesta imaginar, no queremos imaginar, una España sin Cataluña pero dudo mucho que los argumentos económicos, los datos y los porcentajes hayan servido para mucho. Hemos hecho tantas cosas juntos que por separado todos seriamos un poco huérfanos.
Estas son unas elecciones que con enorme habilidad algunos las han llevado al campo de los sentimientos, al territorio del «da igual», al lugar en el que es imposible un debate medianamente racional. Pero nada da igual y en política menos. Esta realidad va a obligar a un serio ejercicio, primero de serenidad y, segundo, de inteligencia política siempre y cuando haya margen objetivo para que esa inteligencia sea algo mas que pura táctica .
A la espera de lo que digan las urnas catalanas, la campaña para las elecciones generales comienzan también el lunes día 28. Ya no hay lugar para tregua alguna. Por eso, por todo lo que hemos vivido y lo que nos va a tocar vivir, nunca como ahora se agradece un día de silencio como antesala de una noche que promete.
Charo Zarzalejos