AL LORO
No consiguió un solo escaño en el Parlamento catalán a pesar de que la mayoría de las encuestas le auguraban que tendría una presencia, menor pero presencia. Los 100 mil votos de Unió se han convertido en objeto de deseo de Ciudadanos, del PP y del PSC, todos ellos piensan que son capaces de representar el proyecto que defendía la formación coaligada a Convergencia Democrática de Catalunya durante más de 30 años.
En Unió, unos creen que no vale la pena presentarse a las generales y otros que sí, que hay que responder a la lealtad de esos cien mil a los que gusta el proyecto que lidera Durán i Lleida. Mientras deshojan la margarita, los otros partidos no independentistas andan como en el cuento de la lechera, pensando que les pueden caer unos cuantos de esos apetecidos votantes y darles algún escaño más en el Congreso de los Diputados.
Visto el resultado catalán es evidente que el futuro gobierno pasa por Ciudadanos. En el entorno de Rivera dicen que, de no ganar, apoyarían al partido más votado, pero están en ganar y que Albert Rivera se convierta en el próximo presidente de España. Va muy deprisa, pero en España se han creado personajes en menos tiempo que el que ha dedicado Rivera a dar proyección nacional a su partido. Si además Pedro Sánchez sigue empeñado en considerar que el cambio del Psoe consiste en meter en las listas a jóvenes que no tienen más mérito que ser jóvenes –hay que oir lo que dicen algunos destacados y experimentados miembros del partido socialista sobre el fichaje de Zaida Cantera- , y Rajoy por su parte no hace una limpia en un PP en el que hay personas relevantes que son un lastre aunque se consideran imprescindibles, entonces sí habrá que dar la razón a la gente de Rivera que está convencida de que serán primera fuerza en las generales.
Rajoy piensa dedicarse a la tarea de dejar atrás a Ciudadanos con el mismo afán que ha dedicado a la campaña catalana: a tope. Ni un día de descanso, con un programa del que se pretende eliminar ciertos tics del PP que ya no llevan a ninguna parte, y con un equilibrio entre los candidatos veteranos que conservan buen gancho entre los votantes, más caras nuevas que sin embargo son conocidas en sus circunscripciones. El presidente de gobierno no maneja encuestas, su equipo analiza las que publican los medios de comunicación y una de ellas les va a dar un susto este fin de semana, porque presenta un panorama negrísimo para sus siglas. Sin embargo Rajoy está decidido a pelear por cada voto. Al fin ha comprendido que el declive del PP se debe en gran parte a que el partido está manga por hombro porque él apenas ha pisado la sede nacional, preocupado solo por sus retos de gobierno; y con Javier Arenas –responsable de la cosa territorial- andan ya dando vueltas a algunos nombres. Y a alianzas. Atentos.
¿Preocupa Cataluña? Claro que preocupa, pero el gobierno no quiere hacer pronósticos de nada hasta ver en qué acaban las negociaciones para formar un nuevo gobierno.
La CUP ha dado un paso atrás respecto a sus declaraciones iniciales de no apoyar a Mas para presidente y no aceptar la Declaración Unilateral de Independencia. Suele ocurrir en política: de primeras se dice lo que sale del corazón, y después lo que conviene. Los más ordinarios suelen llamar a eso bajada de pantalones.
Si hay DUI, el gobierno interpondrá recurso ante el Tribunal Constitucional. Y si los independentistas se ponen chulos, pues actuará en consecuencia el Tribunal Constitucional. Que para eso, y solo para eso, se le han dado competencias para que sus sentencias sean de obligado cumplimiento. Ya no caben los cortes de mangas ante las sentencias del alto tribunal. Quien se ponga cerril se puede encontrar con una inhabilitación encima de la mesa. O con una pena aún mayor.
Pilar Cernuda