Nada volverá a ser igual. Las primeras encuestas empiezan a perfilar lo que será el próximo escenario político nacional tras las elecciones legislativas del 20 de Diciembre. Se acabaron los tiempos de las mayorías absolutas. Hasta cincuenta escaños pueden perder los populares mientras que los socialistas no conseguirían más de ciento diez diputados.
Tanto para el PP como para el PSOE cualquier tiempo pasado fue mejor. Hay nuevos actores sobre el escenario. Habrá que pedir entrada de palco para no perder detalle de la cara que se les pondrá a los dirigentes del PP cuando, si se confirman los pronósticos, se vean constreñidos a llamar a las puertas de Ciudadanos, el partido al que han ninguneado a lo largo de los últimos meses tildando de aficionados a sus líderes y a su programa como fruto de un «experimento con gaseosa» -Mariano Rajoy dixit.
Un Rajoy que debería tener un poco más de tacto porque su cabeza política podría ser el precio a fijar por Albert Rivera y los suyos para apoyar la investidura presidencial de otro candidato del PP. La fórmula empleada en La Rioja para alejar a Pedro Sanz de Logroño y jubilarle en el Senado. ¿Sería Ana Pastor, ministra de Fomento, la más valorada del Gobierno, la «tapada «para hacer frente a tal eventualidad? Rajoy la valora por encima de otros y en ausencia de Núñez Feijoo -el candidato a Presidente tendría que ser parlamentario- es quien más consenso suscita entre los poderes fácticos populares.
También los nacionalistas (sobre todo los catalanes) acostumbrados a vivir de su condición de partidos bisagra van a tener que redefinir su papel en el Parlamento
Palco también para, llegado el caso, ver de cerca y oír cómo explicaba Pedro Sánchez un hipotético pacto con el Podemos de Pablo Iglesias, de quien ¡pelillos a la mar! se ha dicho de todo en las alturas del PSOE. También los nacionalistas (sobre todo los catalanes) acostumbrados a vivir de su condición de partidos bisagra van a tener que redefinir su papel en el Parlamento. O están dentro y aceptan las reglas del juego o (caso de Convergencia y sus coqueteos con grupo antisistema) abrirán senda en un camino que conduce a ser una fuerza marginal. En fin, ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama o, como decía el conde de Romanones, un cínico ilustrado: «Cuando les digo a ustedes ¡Nunca, nunca!,… quiero decir, por lo menos, hasta mañana». Desde luego, tras el 20 D, nada volverá a ser igual.
Fermín Bocos