miércoles, noviembre 27, 2024
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Fin de ciclo

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El PP comenzó la legislatura tirando a la papelera su programa electoral en el primer consejo de ministros, una semana después de llegar a La Moncloa. Lo reconoció el propio Rajoy cuando un tiempo después asumió que tuvo que incumplir su palabra porque tenía que cumplir con su deber, olvidando que el primer deber de un gobernante en democracia es cumplir con su palabra. Y el PP ha cerrado la legislatura aprobando contra todos, gracias a su mayoría absoluta, unos presupuestos que, gobierne o no, tendrá que tirar a la basura si sigue las recomendaciones de la Comisión Europea. Es la metáfora de la legislatura del ir tirando.

La última sesión de control al gobierno ha sido el primer gran mitin de la larguísima campaña electoral que se avecina. El gobierno ha sido el salvador de una España que iba a la quiebra, ha proclamado Rajoy. El gobierno ha sido un mentiroso que ha llevado al país a una quiebra política que será difícil de restañar, han dicho desde la oposición. Y mientras esas cosas sucedían en el hemiciclo, la policía detenía al tesorero del partido de Artur Mas, acusado de cobrar comisiones para su formación, y la Fiscalía Anticorrupción emitía un durísimo informe sobre la falta de «apariencia de imparcialidad» de dos de los tres jueces que tendrán que juzgar la trama Gürtel, Concepción Espejel y Enrique López. Es la metáfora de un cuatrienio embarrado digno de olvido.

La última sesión de control al gobierno ha sido el primer gran mitin de la larguísima campaña electoral que se avecina

Un mandato en el que el gobierno de Rajoy ha usado a su grupo parlamentario como mero escriba de sus decisiones, aprobando sin preguntar y en soledad reformas de gran calado, sin hallar mínimos consensos que garanticen su supervivencia en el tiempo, y sustituyendo la ley por el decreto para esquivar el procedimiento, cuando el respeto al procedimiento es pieza angular en una democracia. El gobierno puede presumir de haber mejorado las cifras macroeconómicas pero ha hecho mal en exhibirlas con impudicia ignorando la brecha de desigualdad abierta en estos años. Despreciando el sufrimiento de millones de ciudadanos que se han sentido abandonados mientras con sus impuestos se rescataba a otros. Personas que el 20 de diciembre no votarán pensando en el PIB creciente sino en su dignidad menguante.

Isaías Lafuente

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