Es sabido que en la Antigua Grecia los filósofos griegos otorgaban al número tres las cualidades de ser el signo de la perfección, ya que en el diseño de ese número se encontraba el principio, el medio y el fin con una perfecta armonía de curvas.
Han tenido que pasar muchos siglos para que ese número lejos de centrarnos en sus misterios filosóficos sea lo más comentado. No por ser el favorito para ser el agraciado con ‘El Gordo’ de la navidad de este año, o en su versión catalana secesionista lotera de Nadal llamada la Grossa, sino porque gracias al dichoso numerito algunos dirigentes de Convergencia se están yendo a la cárcel.
En nuestra era quien puso de moda al numerito tres fue Pascual Maragall, que por aquél entonces era portavoz de los socialistas en el Parlamento de Cataluña y quien en un arrebato parlamentario encendido, escupió a los convergentes aquello de ustedes tienen un gran problema en Cataluña que se llama tres por ciento.
Era de nota ver la cara ofendida del Molt Honarable President de la Generalitat, por tamaña desfachatez dicha en aquel momento, el tres en forma de paloma sobrevoló todos los escaños de ese Parlament como el Espíritu Santo que forma parte de la Santísima Trinidad, que vaya casualidad también son tres. Pero de la misma manera que el verbo se hizo carne, el tres se hizo por ciento en las comisiones a los empresarios catalanes para acceder a las contrataciones de aquella región, y qué mejor manera que guardar a buen recaudo esos dineros en Andorra y paraísos fiscales en apropiadas cuentas de la familia entera del Molt Honorable emérito y en las arcas del partido del actual Molt Honorable, el Señor Artur Mas. Aquél, de la famosa versión España nos roba, que para esconder el tesoro del famoso número tres se inventaron una carrera secesionista con esteladas rumbo a la independencia para salvaguardar el botín robado a los catalanes durante decenas de años.
Tres son también la caras más visibles del Juntos por el Sí, Romeva-Oriol Junqueras-Artur Mas. Cómplices los dos primeros de acompañamiento a la cúpula convergente en este escandaloso escarnio a los catalanes, en esta trama que llenó los bolsillos de los dirigentes convergentes y que ha servido entre otras cosas para financiar desde sus sedes con dinero ilegal actos secesionistas en favor de destruir y romper España.
Los socios de Mas callan o miran hacia otro lado porque el objetivo de todos los nacionalistas es lograr a toda costa la ruptura con España, y a partir de ahí consiguiendo su anhelo de estado republicano catalán ya tendrán tiempo para arreglar su patio particular. Para todos los dirigentes nacionalistas catalanes lo de menos es el cuanto, nunca mejor dicho con un tres por ciento pululando por todas las esquinas catalanas, sino que lo que les importa es el cuándo y el cómo, y en eso están todos ellos en estos precisos momentos de la trama rupturista.
De todas formas me temo que Artur Mas seguirá utilizando el mismo guion que él compuso desde el inicio de esta opereta bufa que él mismo compuso ayudado por los que recolectaban el tres por ciento, me refiero a dosis de victimismo unidas a la chulería de seguir adelante en su proceso independentista, y ya veremos como de todo esto saldrá con una subida al cuatro por ciento para pagar los daños causados por este leve disgusto.
Mas siempre gana hasta que deje de ganar, y entonces veremos como se acaba su libreto.
Carlos Iturgaiz