martes, noviembre 26, 2024
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Sánchez y las dos derechas

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Pedro Sánchez descubrió en Toledo uno de los ejes de su campaña hacia La Moncloa. Quizás su mensaje e idea, fuerza clave de posicionamiento y marca, tanto propia como de adversarios. Sin permitirse ni un desliz en la hoja de ruta de posibles pactos ni aún menos de compromisos propios en cuanto a renunciar a formar Gobierno si no gana, sí que señaló diana y ajustó tiro. Rajoy y el PP son el enemigo a abatir, con quien se juegan el ser y el no ser. El PSOE pero también, de manera personal y sin margen de error ni de maniobra, él mismo. En lo suyo sí que no hay matices. Va todo a una carta y a un color. O la presidencia o la nada. Pero ahora al PP une a Ciudadanos. Tiene que ganarles a los dos. O pierde.

Porque lo que se trasluce de sus palabras es que no solo ha de vencer a Rajoy, sino también a Rivera. Y eso es nuevo. No porque no hubiera que ganarle antes, sino porque hace nada ello se daba por hecho, y si ahora se dice es porque existe, en el grado que sea, la posibilidad de no hacerlo. En el acto de Toledo, con una nutrida presencia de la sociedad civil castellano-manchega y arropado por Page, Bono y el socialismo que ha retornado al poder en Castilla-La Mancha, venía a reconocer implícitamente que ahora Ciudadanos ha comenzado a percibirse en el PSOE como una amenaza.

Hasta ayer se quería hacer ver que no lo era, sino un posible aliado, que sigue siéndolo, pero el griterío de los sondeos y lo de Cataluña ha hecho corregir ángulo. Ciudadanos no solo se lleva votos de los 'populares'. Les muerde también a los socialistas y se les está acercando en intención de voto. Así que, aunque reconozca que puede conectar con ellos en cuanto a propuestas de regeneración, lo que les separa, y ya está lanzado como algo que repetirán hasta la saciedad todos los candidatos socialistas, es que Rivera y los suyos son de «derechas». O sea, de los «malos» según la vara de medir de la izquierda. Pero estos camuflados, o sea, casi peores.

El PSOE trasluce su preocupación por ello y que es por ahí por donde teme menguar ahora, pues resultó muy evidente que los Podemitas han dejado de preocuparles. Que ya están un tanto desvaídos pero además los han tomado prisioneros. Pablo Iglesias sabe que no puede pactar con nadie que no sean ellos. Máxime después de haber perdido la virginidad tras las autonómicas y municipales. Han pasado a engrosar las filas de la «causa», y ya con el PSOE lo de la «casta» no les vale. Del abrazo ya no se zafan, e Iglesias, de ir de asaltar primero la hegemonía de la izquierda y luego, en un ratito los cielos, ha pasado a hacer, lo quiera o no, de comparsita y a iniciar un declive que le puede llevar del báculo a la irrelevancia. Toledo y Castilla-La Mancha son en esto ejemplares. Una vez conseguidos sus votos para llegar al poder, ya no tienen otra salida que seguir de monaguillos. Porque, simplemente, no pueden irse, no pueden romper. No pueden apostatar de la «santa madre Iglesias», de la izquierda. Que es la unica religión verdadera.

Por cierto, la religión también salió a relucir. Y al Corpus seguirán yendo los socialistas. Que en esto también se puede sacar una ley en Valencia prohibiéndolo pero ni por lo más remoto pensar hacer lo mismo en Toledo.

Antonio Pérez Henares

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