Lo escribí en su día en este mismo periódico digital, me estoy refiriendo a la premonitoria conversación que mantuve un día con Raul Romeva cuando éste era eurodiputado y a quien ni se le pasaría por su mente en aquél momento que iba a ser el cabeza de lista de los nacionalistas separatistas de Juntos por el Sí. Entre otras cosas, porque de aquella conversación hay que remontarse a hace cuatro años y porque también entre otras cosas que no son baladíes, el propio Romeva era integrante de una lista comunista asentada entre los escaños de Los Verdes en el europalamento. Pero, volviendo a lo esencial de aquella conversación, Romeva calcó lo que ha ocurrido esta semana en Cataluña aventurando ya por aquel entonces que el proceso soberanista catalan a su entender era irreversible, sin posibilidad de marcha atrás. Y señaló que todo se solemnizaría desde el primer segundo con la constitución de un nuevo Parlamento catalán donde, si los separatistas tenían mayoría absoluta, se proclamaría inmediatamente la ruptura con España y la creación de un nuevo estado catalán, al estilo del pronunciamiento que se hizo en su día en Kosovo.
Ya lo que no me atrevo es a asegurar si lo que me dijo era futurología o conocimiento de los hechos por conversaciones con los protagonistas de la felonía que se ha producido en Cataluña y donde el propio Romeva es un actor protagonista esencial del intento de golpe de Estado que están elaborando los secesionistas catalanes.
La realidad es que estos separatistas el reloj de la independencia lo han puesto en marcha desde el primer segundo y desde sede parlamentaria a grito de Viva la República Catalana. Lo han hecho con la presentación de una moción independentista, y lo cierto también es que legalmente ese grito realizado por la presidenta del Parlament es como venir a decir viva la república independiente de mi casa del famoso anuncio de Ikea, aunque es cierto que ante la situación actual no sirven ridiculizaciones ni indiferencias, ya que estamos ante un verdadero golpe de Estado contra la unidad de España.
Estos separatistas el reloj de la independencia lo han puesto en marcha desde el primer segundo y desde sede parlamentaria a grito de Viva la República Catalana
En Europa todos están expectantes ante lo que pueda ocurrir en nuestro país, ya que se temen del efecto contagio en la belga Flandes, la británica Escocia, la italiana Padania o la francesa Córcega entre otras. Sin olvidar de ningún modo los pasos que empiezan a dar los secesionistas vascos en mi tierra, ya que todo ello crea necesariamente una situación de incertidumbre y de extrema preocupación en el seno de la Unión Europea.
Es por todo ello que, en estos momentos que se han cruzado todas las lineas rojas permitidas, se tomen medidas políticas y judiciales acordes a la gravedad de los hechos.
En un país democrático donde lógicamente los poderes están separados no se debe ni se puede sugerir a los jueces y tribunales lo que deben hacer, pues viene reflejado y dado en las leyes con las que nos regimos todos los españoles, incluidos los catalanes. Pero en la política sí que se puede y se debe sugerir, recomendar o recordar cosas. Y en este determinado momento no olvidemos que en momentos dramáticos y trágicos para nuestra democracia, como cuando los terroristas y sus acólitos radicales vascos pretendían chantajearnos a todos los españoles intentando que desapareciésemos, algunos por defender las libertades y la unidad de España, se tomó la valiente decisión de ir a por ellos con la ley en la mano. Entre otras cosas, se ilegalizó un partido terrorista, sus sedes y su medio de comunicación; y aquellos agoreros que pensaban que iba a ser todo aquello el fin del mundo se quedaron pasmados al ver que no pasó absolutamente nada apocalíptico, todo lo contrario, se les ganó la batalla. Y como este país tiene experiencia en estas vicisitudes, se debe de retomar el mismo camino contra personas y partidos políticos dispuestos a romper la coexistencia de los ciudadanos de este país y que son un peligro público para la estabilidad de Europa y España.
Carlos Iturgaiz