Pero con todas. Culminado en el parlamento autonómico catalán el golpe de Estado contra la Constitución, la soberanía del pueblo español, su democracia y su leyes es llegada la hora de la Ley. Y de aplicarla. Hasta aquí ha sido imprescindible la prudencia. A partir de ahora lo serán la firmeza, la contundencia y la efectividad. El Estado de Derecho y la legalidad constitucional han de ser restablecidas de inmediato y quienes han incurrido en cometido y sus responsables responder por ello.
Los primeros pasos de la respuesta han de ser claros y precisos y parece que están bien estudiados y preparados. Es importante la unidad de criterio, y bienvenido sea el PSOE a ella, tras tantos años de indefinición, cuando no connivencia, con la deriva separatista. Confiamos que se mantenga. Que cabe mantener serias prevenciones pues la peor herencia del insensato Zapatero y su gobierno no es ni siquiera la económica sino el haber ofrecido su apoyo al disparate en la peor dejación de funciones que se recuerda a un presidente español. Cuando en vez de defender su Nación, la cuestionó mientras sus voceros no paraban de salmodiar su mantra de «No pasa nada» y por no plantar cara a los separatistas los equiparaban a los defensores de la Constitución a quienes por defenderla tachaban de «separadores». El mejor resumen de aquel esperpento socialista fue aquel día en el Senado con Montilla, cordobés de origen, y Chavez, sevillano, hablando en catalán por pinganillo.
Los primeros pasos de la respuesta han de ser claros y precisos y parece que están bien estudiados y preparados
Hoy ZP se reencarna en Pablo Iglesias y en quienes siguen con la salmodia de pretender, por un lado, vulnerar el precepto esencial de la Constitución, «la soberanía reside en el conjunto del pueblo español», expropiarla y trocearla a su antojo y conveniencia, y, por el otro, arrogarse el ser, precisamente ellos los garantes de la Unidad con un presunto dialogo con quienes han dejado mas que claro, y con hecho consumados, que no aceptan semejante cosa sino que imponen sus designios sin importarles nada, ni siquiera la voluntad de su propia ciudadanía, y que consideran que «pacto» es la rendición incondicional y la aceptación de todos y cada uno de sus chantajes.
Está por ver hasta donde llega el PSOE en su lealtad constitucional. El optimismo viene en cualquier caso más por la firmeza de algunos de sus dirigentes territoriales como Susana Díaz o Fernández Vara que por el propio secretario general Pedro Sánchez que todavía no parece comprender que para los españoles este es un asunto trascendental y que, como ya le advirtió Felipe González, andarse con equidistancias resulta letal. Y para él, primero que para nadie. Allá Sánchez. Porque tiene recambio. Y el PSOE también. En ello está Ciudadanos.
Pero mas allá de estas inquietudes, lo crucial será el comportamiento del Gobierno. Es necesario que actúe con todas las de la ley. Pero que actúe. Debe ser escrupuloso con el Estado de Derecho pero con su respaldo, es el Ejecutivo, como su propio nombre indica, quien ha de hacerla cumplir. Porque ha de ser consciente de algo que hoy ya es la exigencia absoluta de la gran mayoría de los españoles. Ni van a permitir fisuras en la defensa de la España Democrática y Constitucional, y eso afecta a los partidos de la oposición, ni van a tolerar titubeos ni palabras a las que no refrendan los hechos al Gobierno de la Nación. Con todas la de la Ley. Es justo, es necesario y claro está. Y haciendo que se cumpla, también.
Antonio Pérez Henares