Mariano Rajoy está haciendo un alarde prudencia a la hora de abordar el desafío que el Estado Islámico ha lazando con el atentado a París.
El Presidente tiene permanentemente informados a los dirigentes de la oposición y no va a dar un paso de más sin consultarles.
Rajoy es consciente de que en vísperas de elecciones no tiene las manos libes para tomar decisiones en solitario, es más, que cualquier equivocación al respecto podrían costarle las elecciones.
España es un país pacifista, que no quiere saber nada de conflictos ni de guerras. Los ciudadanos se lo dijeron claramente a José Mª Aznar cuando éste se empeñó en implicar a nuestro país en la guerra contra Iraq, cuyas consecuencias el mundo entero está pagando hoy.
Pero las circunstancias han cambiado. Hoy existe el Estado Islámico que ha declarado la guerra a Occidente y viene amenazando, y cumpliendo sus amenazas, de golpear a los países occidentales y a todos aquellos que se les opongan.
El Estado Islámico lo integran terroristas de la peor calaña que actúan con una crueldad inusitada. Están decididos a acabar con nuestra civilización, con nuestros valores, es decir con la libertad y la democracia, así que no cabe cerrar los ojos porque la realidad es la que es.
El Estado Islámico lo integran terroristas de la peor calaña que actúan con una crueldad inusitada
Y la realidad es que Francia ha reclamado que se ponga en marcha el artículo 42 del Tratado de la Unión Europea que dice que cuando un país es agredido puede solicitar, y se le debe de dar, el apoyo que precise. De manera que los países de la UE tendrán que decidir que clase de ayuda militar prestan conjuntamente o por separado a Francia. Pero lo que es evidente es que ningún país se puede escaquear de esta responsabilidad porque así está en el Tratado que conforma la UE.
Tarde o temprano España también tendrá que dar respuesta a la petición francesa. Por eso Mariano Rajoy que no quiere meterse en ningún «charco» con unas elecciones a la vuelta de la esquina, prefiere tener informados a los líderes de la oposición y contar con su visto bueno a cualquier decisión que tenga que tomar al respecto.
Debería de ser siempre así no solo en vísperas electorales. Hay materias, y las relaciones exteriores es una de ellas, que necesitan del consenso de la sociedad, sobre todo si en un momento determinado, como el de ahora, nuestro país tiene que participar en alguna acción militar sea de apoyo o directamente.
Por eso entre la actuación de Rajoy y la de Aznar hay tantas diferencias. José Mª Aznar tomó la decisión de implicar a España en una guerra sin ni siquiera buscar el consenso o el apoyo de la oposición y por tanto del conjunto de la sociedad. Además participo en la invasión de Iraq basándose en una gran mentira: que allí había armas de destrucción masiva. Después cada paso que dio fue más erróneo que el anterior.
Tengo la impresión de que Mariano Rajoy va a evitar, en la medida que se lo permitan nuestros socios europeos, que España participe directamente en cualquier acción militar. Pero puede que llegue un momento en que no pueda seguir de perfil.
En cualquier caso la situación es ésta: no es que Francia haya declarado la guerra al Estado Islámico, es que este ha declarado la guerra a Occidente y no cabe ignorarlo.
Julia Navarro