Entristece un poco ver cómo la inminencia de las elecciones generales tiene que condicionar tanto las posiciones políticas y diplomáticas en torno a la acometida del terrorismo de ISIS. Pero no voy a caer en el síndrome de la lamentación. Solo decir que imagino que un eventual gran agravamiento de la situación haría recapacitar a todos y llevarles a buscar soluciones inmediatas que eviten que se nos lleven a todos los demonios. Pero sigo viendo bien la actitud moderada y juiciosa, qué quieren que les diga, de Rajoy y su Gobierno, sobre todo para no cometer los siderales errores de Aznar doce años atrás, cuando nos metió a todos los españoles en aquel torbellino siniestro, que, por cierto, les costó al PP su derrota electoral de unos meses después. Pero que no se piense Mariano que se va a escapar de rositas en mi implacable mirada a su acción de Gobierno. Por ejemplo, qué fatal eso de negarse a aceptar la invitación de «El País» a ese apasionante debate a cuatro, que ya será a tres, del próximo lunes 30. Pero hombre de Dios, ¿cómo eres capaz de hacernos a todos ese tremendo feo y de privarnos de tu juiciosa sabiduría en esa confrontación en la que sí estarán Sánchez, Iglesias y Rivera? Por cierto, qué fantástica la actuación de Pablo Iglesias en la Sexta Noche de la Sexta tele. Cómo ha espabilado el chico tras ese bache de las encuestas.
También parece que ha espabilado algo el benjamín Albert, pues ha suavizado mucho esos ímpetus insensatos de lanzar a España sobre Siria para acabar como fuese con los del ISIS. Que no vuelva a suceder, eh, Albert Rivera, que no me caes mal, aunque, no sé, no sé, me parece que algo de razón asiste a quienes ven en tí la marca blanca del PP, que no sé cómo demonios ibas a esquivar si sigues por el camino de amiguito del no sé qué 35, que son los años que casi tienes. Bueno, a ver, yo creo que entre tú, Pablo y mi tocayo Pedro podéis convencer al presidente de España para que el próximo lunes acuda a la llamada de «El País». Lo digo, sí, porque creo que sería bueno para la democracia que estuvierais los cuatro, incluso los cinco, contando a Alberto Garzón (30 añitos), aunque al muy brillante candidato de IU no lo han invitado. Pero lo digo también por la egoísta razón de lo que voy a disfrutar, como tantos otros, con semejante espectáculo, en el mejor sentido de la palabra. Y termino expresando mi descomunal deseo de que se tranquilicen Hollande y sus amigos Cameron y demás y de que entre todos consigan las condiciones para anular esos brutales terrorismos pero sin caer en algo peor. Consciente de que esto último que digo podrá calificarse de fácil recurso a la divina obviedad. Pues me sacrifico y acepto de antemano el reproche.
Pedro Calvo Hernando