Y luego se preguntan el porqué de la crisis de credibilidad que padecen. Me refiero a los políticos, sin excepción, de todos los colores.
En los últimos años ha aumentado el desafecto hacia la clase política y tiene su razón de ser en el comportamiento de los profesionales de la cosa pública. Ni siquiera voy a referirme a los casos de corrupción sino a otras actuaciones igualmente reprobables e incomprensibles.
Les pondré un ejemplo. La Unión Europea acaba de aprobar el envío de una buena remesa de euros a Turquía para que este país frene la llegada de emigrantes a Europa. Además va a suprimir los visados de los turcos para circular libremente por la Unión. Así, de un plumazo.
En los últimos años ha aumentado el desafecto hacia la clase política y tiene su razón de ser en el comportamiento de los profesionales de la cosa pública
Hasta aquí las dos decisiones son comprensibles, pero la tercera no lo es. Y es que los dirigentes comunitarios han decidido volver a impulsar el proceso de adhesión de Turquía a la UE. Y se han quedado tan tranquilos. Vamos que están dispuestos a pagar el precio que haga falta con tal de que se frene el flujo de refugiados.
Hace menos de un mes que el Comisario encargado de la Ampliación, Jihannes Hahn presentaba un informe sobre Turquía señalando que este país continua sin cumplir con los requisitos mínimos indispensables para formar parte de la UE.
Pero de la noche a la mañana los dirigentes de la Unión han guardado en el fondo de algún cajón dicho informe que es la manera de obviar que para pertenecer a la Unión Europea lo menos que se debe de hacer es respetar los derechos humanos. Es evidente que desde la llegada de Erdogan y los llamados islamistas moderados al poder, ha habido un creciente deterioro en el respeto a los derechos humanos y un retroceso en las libertades. Que Erdogan tiene tics autoritarios es algo tan evidente que solo tener que mencionarle resulta gratuito.
En Turquía hay más de cien periodistas en la cárcel, su delito es querer informar libremente de lo que hace el gobierno poniendo el dedo en la llaga en los abusos y desmanes que comete el régimen de Erdogan. Situación que ha sido condenada por el Parlamento Europeo. Y la semana pasada sin ir más lejos fueron detenidos y encarcelados dos periodistas de «Cumhuriyat» un medio que se destaca por su labor de oposición al gobierno.
En Turquía se persigue a los periodistas, se coarta la información en Internet, no hay libertad de reunión, y se lleva a cabo una represión brutal contra los opositores. Pero a pesar de todo esto Merkel, Razzi, Hollande, Rajoy, Cameron y compañía han decidido que la violación de los derechos humanos en Turquía es un asunto menor frente al problema de seguir recibiendo refugiados en Europa. Así que han decidido impulsar de nuevo las negociaciones para que Turquía se adhiera a la UE.
¿Dónde quedan los principios? Porque una cosa es ser pragmático y enviar dinero a Turquía para que haga frente al problema de los refugiados y otra muy distinta abrir la puerta de la UE a este país que no cumple los requisitos indispensables.
Lo que ha hecho Bruselas no es dar una lección de «real politik», lo que ha hecho es dejar claro que no tiene principios. Luego se quejarán de que los ciudadanos cada vez confíen menos en ellos.
Julia Navarro