miércoles, septiembre 25, 2024
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Vota cambio, pero que sea de izquierda

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Entre espectáculo, ruido y barro, apenas hemos oído lo que proponen. Empeñadas en el tuit, en crear tendencia; en la danza o el solo de guitarra, las candidaturas han trabajado para mayor gloria del programa de televisión y el share. Era tiempo de devolver favores y de seguir a los muñidores de candidaturas.

Lo nuevo viene, con lo viejo, a llenar el espacio que antes ocupara el divertimento más banal. No obstante, algo hemos escuchado entre tanto ruido. Y lo escuchado resulta sospechoso.

Dice Rivera que ni investidura, ni pacto, sea de gobierno o de legislatura; ni Rajoy ni Sánchez. O sea, que busca, supongo, la influencia desestabilizadora de la amenaza de la disolución de las cámaras.

Ya entenderán que como mujer me resista a votar a candidaturas como esta que comparan las muertes por tráfico con las muertes por violencia machista. Sin #las5del7N, no votaré; no votaré a quien no respete a esas mujeres asesinadas.

Iglesias dice que lo suyo es el sorpasso ese del que habla alguno de los que ha destrozado IU y que con esa consigna la llevó al desastre. O sea, ser socialdemócrata en lugar de los socialdemócratas, OTAN y militarismo incluido.

En definitiva, el cambio, según lo nuevo, es una ingobernable legislatura corta; una especie de segunda vuelta en que el viejo bipartidismo es sustituido por el nuevo

En definitiva, el cambio, según lo nuevo, es una ingobernable legislatura corta; una especie de segunda vuelta en que el viejo bipartidismo es sustituido por el nuevo…bipartidismo.

El que debiera ser la izquierda, simplemente pregona un programa tan improbable como sectario y, también, aspira a sustituir a otros: a quienes tras encargarle la destrucción de su partido, le dejaron, pobre payaso triste según Iglesias, en la cuneta.

El resultado es que a quienes queremos un cambio duradero, estable, gobernable, los nuevos y los que quieren parecerlo nos dejan sin más recurso político que buscar, como dije hace un par de columnas, algo que produzca cambio, pero de izquierda.

Las amenazas de la Comisión Europea, la obsesiva y enloquecida propuesta de reducción de impuestos amenaza con prolongar las políticas de recortes y austeridad letal que hemos padecido durante estos años.

Ha llegado el momento de higienizar nuestra democracia, no cabe duda. Pero sin cambio en la política económica y social no hay cambio posible. Su voto, el mío, será un cambio por la izquierda o no será para la gente sino para un simple cambio de poder.

Busquen, sin complejos, una bandera roja, por muy rota que parezca, que sea capaz de sumar ideales y gobierno; capaz de negociar con los sindicatos nuevas políticas de empleo y rentas mínimas; capaz de impulsar trabajo y derechos universales. Retos que no aparecen en la agenda de lo nuevo, realmente, atrapados o en el derechismo económico o en el mero asistencialismo.

Busquen entre las papeletas las de una izquierda que no se avergüence de la Constitución y que pueda cambiarla con tino, de acuerdo con una agenda que responda a necesidades y no a principismos ideológicos. Busque una izquierda que quiera formar parte de mayorías sociales y no de reductos ideológicos.

El cambio no puede ser el triunfo de las derechas se presenten estas en uno o en dos trozos. La derecha nueva opera, con más radicalidad que la vieja, en el campo de reformas estructurales que, no se engañen, no promueven igualdad sino adicionales castigos a los trabajadores y trabajadoras.

La izquierda que buscamos y que siempre nos acompañó es bastante probable que ya no exista, desparecida en falsas máscaras electorales. Pero algún hilo de tradición quedará al que agarrarse. Seguro que lo encontramos, aunque se nos tuerza el morro, para que el cambio tenga que ver con la izquierda.

Libertad Martínez

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