lunes, septiembre 23, 2024
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Agenda de partido o agenda ciudadana

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La derecha intentará formar gobierno; el bipartidismo retiene el 61 por ciento del Congreso; las únicas fuerzas que pueden formar gobierno son las del bipartidismo; una alternativa de cambio supondría el acuerdo improbable de siete partidos, incluyendo el más que imposible concurso de Esquerra Republicana.

Cuestiones de las que cabe deducir que, de entrada, estamos más cerca de repetir elecciones que de formar gobierno. También, que la ciudadanía ha enviado más un mensaje de pluralidad política que de cambio.

No parece menos importante, en ese contexto, observar que los partidos no han ajustado su discurso político a situaciones de pluralidad y diálogo. De hecho, hasta los partidos que reclaman como identidad la pluralidad, el diálogo, la superación del bipartidismo y de los viejos ejes políticos, mantienen como criterio negociador posiciones sobre las coaliciones propias, precisamente, del modelo de bipartidismo izquierda-derecha.

Parece,sin embargo, que si queremos que la pluralidad no sea efímera deberíamos aceptar que las estrategias de alianzas deben ajustarse más que a principios a agendas. Y, según ese criterio, más a las agendas de la ciudadanía que a las agendas partidarias.

La pluralidad no sea efímera deberíamos aceptar que las estrategias de alianzas deben ajustarse más que a principios a agendas. Y, según ese criterio, más a las agendas de la ciudadanía que a las agendas partidarias

En esa dirección, lo que se está escuchando de los partidos políticos no es muy tranquilizador. De hecho, si se les escucha una vez, deberíamos ir preparando elecciones para marzo. Y se se les escucha dos, veremos que ésta será una legislatura corta en la que los que unos solo aspiran a sustituir a otros y los otros a resistir a los unos, en un retorno programado a la bipolarización política.

El tiempo podrá atemperar estas tendencias, ya hemos visto que hay expertos en demostrar que los principios son para el comienzo, o no. Pero el caso es que no aparecen fórmulas que sitúen las necesidades ciudadanas como eje de acuerdos de gobierno.

No aparecen fórmulas que sitúen las necesidades ciudadanas como eje de acuerdos de gobierno

Por ejemplo, nada más lejos de la agenda de la gente que la compulsiva reforma constitucional. Esa propuesta no solo no resuelve problemas sociales urgentes sino que  es un simple brindis al sol: la ciudadanía ha decidido y la derecha se ha ganado, además de las elecciones, las minorías de bloqueo parlamentario.Tampoco forma parte de las prioridades ciudadanas el referéndum de independencia catalán. Tampoco, construir ponencias sobre sistemas electorales.

El voto de la ciudadanía se explica por una evidente demanda de higienización política y, muy especialmente, por demandas de mayor igualdad y por políticas económicas a las que no se les pide tanto radicalidad como final de la austeridad.

En ese sentido, una recuperación de las políticas de empleo y asistenciales, vinculadas a acuerdos con los agentes sociales, estarían más cerca de la agenda de ciudadanos y ciudadanas que la creciente creatividad observada en la agenda partidaria.

Deberían los partidos, especialmente los que reclaman cambio, cuidarse con esa creatividad. Conviene observar que no todos ni todas los alcaldes y alcaldesas del cambio han sido capaces de retener en sus ciudades el voto que obtuvieron en mayo. En Madrid, la suma de Ahora y de IU ha perdido 74.000 votos frente a una recuperación de más de 80.000 del PP.

En Madrid, la suma de Ahora y de IU ha perdido 74.000 votos frente a una recuperación de más de 80.000 del PP

Acabado el ciclo electoral, quizá sería conveniente dejarse de declaraciones absurdas, propuestas enloquecidas tipo niños y colillas, y volver al modelo de ciudad como centro de la acción local.

Claro que esa es la cuestión: ¿Ha acabado el ciclo electoral? Europeas, municipales, catalanas y generales han supuesto un inevitable ciclo de paralización política. La agenda social reclama acciones que mejoren la capacidad de creación de empleo de la incipiente tasa de crecimiento; mejora en los sistemas de prestaciones y servicios públicos básicos, lo que se traduce en mejora de la financiación local y autonómica.

La situación social española puede tolerar el bochornoso espectáculo de la parálisis catalana, pero difícilmente puede aceptar algo parecido en la política estatal. Que la apuesta política sea una legislatura corta no apunta nada bueno: para cualquier decisión los partidos acudirán a las contraindicaciones de manual, para evitar contaminarse en un escenario permanentemente preelectoral. Aparecen más líneas rojas y propuestas imposibles que un esfuerzo de programación política.

La ciudadanía ha dado cuenta de sus indicaciones a los partidos políticos, Ahora es lógico que se pregunte por el qué hay de lo mío. Y lo de la gente no es ni la fecha de las próximas elecciones ni enredarse en compulsivos debates constitucionales imposibles que la propia ciudadanía ha negado.

La pluralidad o el diálogo no es estética nueva sino herramienta para hacer algo.

Libertad Martínez

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