martes, septiembre 24, 2024
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La cachonda, la tamagotchi y el palurdo

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Esta noche, en las primeras horas del 24 de diciembre, tendrían que repicar todas las campanas del país. Y no, no porque ya sea Nochebuena, ni porque Rajoy haya podido conseguir en las próximas horas un milagroso pacto con Sánchez, sino porque, por fin, se habrá terminado la 16ª edición de Gran Hermano (me temo que el formato seguirá hasta que Mercedes Milá deje de existir, y con ello no estoy incitando a que todos los asesinos del país se pongan en marcha para acabar con ella).

Una ya ha dejado claro que deberían donar el premio a una ONG o repartirlo entre los más necesitados, porque ni los dos finalistas, Aritz y Sofía, ni los otros quince participantes, merecen tamaña recompensa, pero cuando menos respirará feliz cuando la de 'las tetas más sobadas del país' despida una edición que, por ejemplo, no ha logrado liderar ni uno solo de los muchos días de la semana en que se ha emitido esta vez.

Los fieles sigue ahí, dando al formato el suficiente apoyo, con dignas audiencias, para que Vasile y compañía reiteren su confianza en el mismo, pero todos los concursantes están ya tan resabiados, llevan todo tan planificado, que los no fieles como yo terminan a un paso de cortarse las alas o de tirar la televisión por la ventana (idea que ya no es tan trascendente como antaño, toda vez que habría que hacer lo propio con tablets, móviles, portátiles y ordenatas varios, para no caer en la tentación de verlo).

Ahora toda la emoción (la misma que en el segundo tiempo del Real Madrid-Rayo) radica en ver si la tamagotchi o el palurdo, como el propio Aritz ha bautizado a Sofía y a sí mismo («sólo come y caga como un tamagotchi«, «qué pringados somos, qué palurdos», dijo al saber que el ganador se conocería el miércoles), se llevan el dinero de la cadena y el reconocimiento de los que todavía se prestan a gastarse algo más de un euro en votar a semejante personal. 

La que no podrá hacerlo es Niedzela, a la que la presentadora tildó de «cachonda«, y esta vez no precisamente por su apetito sexual sino por su deseo manifestado de ser la próxima representante española en Eurovisión.

'Cachonda' no sé, pero cuando menos realista sí lo fue cuando, después de preguntarle la presentadora «¿pero tú sabes lo serio que es ir a ese Festival?», le respondió «si ha ido el Chiqui Chiqui, no soy pretenciosa, iré con mi arte«. Es de suponer que su anfitriona tuvo un lapsus o que tenga problemas de memoria ya para no acordarse del esperpento del de la guitarrilla falsa.

Lo que sí seguro es que Niedzela está medio ciega, o ciega por completo. Sobre todo después de contarle a toda la audiencia que estaba locamente enamorada de… ¡¡Fernando Alonso!!. O cuando menos tan tuerta como Lara Álvarez, la mujer que ocupa ahora el corazón del piloto asturiano y que había sido copresentadora del reality. 

La Milá le desvelaba que Paolo Vasile había propuesto en la cena de Navidad un reencuentro entre ambas, para, a continuación, se supone, llamarla poco más o menos que fea, «pero igual te desmayas si la ves, Niedzela…«.

La circense demostró que en ese terreno sí tiene tablas y la puntualizó que «o se desmaya ella porque le robo el marido», dejando claro que a lo mejor inteligencia no la sobra pero sí belleza y armas de mujer suficientes como para llevar a buen puerto ese desafío. Algo es algo.

 

La mosca

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