La frase es de Sócrates, aunque otros se la adjudican a Platón, pero con el barullo político que hoy nos invade, lo más acertado es aplicarse esa frase cuando se intenta llegar a conclusiones sobre lo que pasa y lo que puede pasar. Entre otras razones porque cuantos más datos se manejan tras cambiar impresiones con las personas que supuestamente saben qué se cuece en los partidos que importan, más fácil es deducir que de verdad nadie sabe nada. Y mucho menos quien es, desde fuera, simple observador, como es el caso de esta periodista.
La semana pasada, un miembro destacado de la ejecutiva socialista confesaba con gran dolor de su corazón, y lo decía sinceramente, que tal como estaban las cosas la supervivencia del PSOE pasaba por el relevo de Pedro Sánchez. E iba más lejos: la España democrática estaba en riesgo ante la aparición de partidos que han nacido al calor del chavismo, y sugería que la única posibilidad de parar los pies a Podemos y sus adláteres era llegar a un acuerdo de gobierno entre PP, PSOE y Ciudadanos. Un inciso: la relación de los podemitas con el chavismo se volvió a demostrar hace un par de días, cuando Podemos se negó a apoyar una declaración en la que se denunciaban las arbitrariedades, el autoritarismo, la falta de libertades y el nulo respeto a los resultados de Nicolás Maduro y su régimen.
Continuamos con el relato: al día siguiente de la confesión del dirigente socialista, Mariano Rajoy sugería un acuerdo de gobierno estable del PP, PSOE y Ciudadanos, y le faltó tiempo a Antonio Hernando, al que Sánchez ha encargado las negociaciones con otras fuerzas políticas, para decir que el PSOE no apoyaría un gobierno con Rajoy ni muerto. A ver con qué versión nos quedamos, qué “sensibilidad” es la que se va a imponer en el PSOE para salir del atolladero actual. Porque Rajoy sufre uno y muy grave, no dispone de la mayoría suficiente para gobernar; pero el problemón de Sánchez es de los que hacen historia: actúa como si no pasara nada, pero hables con quien hables del PSOE, te dice abiertamente que con Sánchez van al abismo. O te dice que le gustaría que permaneciera Sánchez al frente del partido, pero que en estos momentos es imposible mantenerle con la cantidad de dirigentes del PSOE que han llegado a la conclusión de que hay que proceder cuanto antes al relevo. Y añaden más: que de ninguna manera puede ser el candidato si se repiten las elecciones.
Hables con quien hables del PSOE, te dice abiertamente que con Sánchez van al abismo
¿Y Susana Díaz? Pues es el oscuro objeto del deseo, pero no acaba de definirse sobre sus intenciones últimas. Hace una semana, desde su entorno afirmaban que su prioridad es Andalucía, pero estaría dispuesta a dar el paso de relevar a Sánchez por el bien del partido. Otra fuente en cambio se expresaba más o menos en el mismo tono pero con una ligera modificación: estaría dispuesta a dar ese paso siempre y cuando desde distintas instancias del PSOE se lo pidieran con la intensidad necesaria, para justificar así que dejara el gobierno regional a pesar de su compromiso con los andaluces. Y, también desde su entorno, había quien aseguraba con tono firme y marcial que Díaz jamás abandonaría sus responsabilidades con Andalucía, bajo ningún concepto… aunque sí abogaba abiertamente por la necesidad de cambio en la secretaria general.
Hay un dato más que añadir a estos otros: Susana Díaz está a la espera de ver si se pone en marcha el mecanismo de sustitución, que se pondrá. Solo entonces anunciará su disposición a presentarse candidata a la secretaría general. Ahora prefiere retirarse a sus cuarteles de invierno –verbalmente- a ver cómo se producen los acontecimientos. Una retirada exclusivamente estratégica.
¿Entienden ahora que después de tantos cambios de impresiones, charlas y contactos con gente que está en la pomada la conclusión sea que solo sé que no se nada?
Pilar Cernuda