La bolsa española ha cerrado esta semana el peor arranque en un año de su historia. Se veía venir. Una vez descartado el rally navideño por problemas propios y ajenos, las cosas se han torcido aún más y era obvio que no nos salvaba nadie de perder los 9.000 puntos. Ya lo venían anunciando los expertos del mercado. Cierto que hay una gran incertidumbre por lo que pasa y puede pasar en China y otros emergentes de calado como India. Sin embargo, no es lo único que nos pasa. En España ha habido elecciones generales el 20 de diciembre y aquí estamos sin gobierno y, lo peor, no se le espera. Algunas posiciones están enrocadas y la posibilidad de formar gobierno se ve más difícil cada día que pasa.
España vuelve a estar en la mesa de las casas de análisis como un riesgo para el euro.
Esta incertidumbre que puede crecer si al final hay que ir a unas nuevas elecciones está lastrando a la bolsa, sí, pero lo peor está retrayendo inversiones, es decir crecimiento y empleo. Y, además, España vuelve a estar en la mesa de las casas de análisis como un riesgo para el euro. Cierto que se ha dicho en plan broma que a veces un país sin gobierno avanza, que no pasa nada o que incluso es mejor. No es cierto, al menos en el caso de España y en este momento. Hay muchas reformas por abordar y demasiadas cosas por apuntalar. La situación de la economía aún es frágil y no se puede permitir no hacer nada. Menos mal que tenemos un Presupuesto aprobado. Habría que recordar las críticas que concitó, pero que hoy se ve como una bendición que el gobierno de Rajoy tomara esa decisión contra viento y marea.
La economía española está produciendo buenos datos, de crecimiento, de empleo, de consumo, de recaudación. Sin embargo, la inestabilidad política, que ya venimos viviendo todo el año 2015 en el que se han celebrado varios procesos electorales, y que se ha exacerbado tras el resultado del 20-D, puede echar por tierra algunos logros y sobre todo la confianza que habíamos logrado generar. La única opción que puede dar estabilidad y transmitir seriedad –y que por cierto eligen en casi todos los países de nuestro entorno– es una coalición de partidos sensatos, que con una extraordinaria mayoría puedan hacer los cambios necesarios que consoliden la recuperación y den otro impulso de modernización a este país.
Carmen Tomás