lunes, septiembre 23, 2024
- Publicidad -

El balcón… y Mas

No te pierdas...

No apareció nadie en el balcón del Palau de la Generalitat, a pesar de que TV3 había anunciado que tras la elección de Puigdemont como presidente saludaría desde ese lugar emblemático al público asistente en compañía del ex, Artur Mas. El problema fue que el público asistente llegaba apenas a cien personas, nada que ver con lo que esperaba el entrante y el saliente, que decidieron hacer mutis por el foro. Nada que ver con aquel multitudinario y emotivo  “Ja soc aquí” de Tarradellas, eso sí que fue un hito histórico.

La ausencia de la foto del balcón habría sido noticia por sí misma -como escamotear la promesa a ser leal al Rey y a la Constitución- si no fuera porque todos los ojos han estado puestos en la sesión constitutiva de la nueva legislatura, con los sucesivos numeritos por todos conocidos. Sobre todo uno, y que no pienso mencionar por hartazgo, vergüenza ajena y no querer seguir haciendo el juego a estos nuevos diputados que se están tomando sus responsabilidades políticas a título de inventario,  y que son ya maestros de la algarada, la demagogia, la superchería y el  espectáculo circense. Y encima pretenden dar lecciones de honradez y de representar a la gente de la calle. De la honradez mejor no hablar, son muchos los dineros recibidos de forma poco clara y que necesitarían ser sometidos a la tantas veces mencionada transparencia pública. En cuanto a que representan a la gente de la calle, pues según. A una parte de la gente sí, sin duda, gente que merece  respeto aunque al menos esta periodista no comparta la mayoría de sus puntos de vista ni sus comportamientos.  Pero son millones los españoles de la calle que no tienen nada que ver con Podemos y que sin embargo merecen el mismo respeto que los seguidores de esas siglas.

Por cierto, ya que tanto presumen de feminismo,  solo apuntar que somos infinidad las mujeres que hemos peleado como jabatas para que se nos reconociera nuestra capacidad de  realizar el mismo trabajo que los hombres;  años de tesón y empeño en no ceder ni un milímetro ante quienes nos consideraban ciudadanos de segunda.  Y al menos a algunas nos molesta infinitamente  el exceso de novias y ex novias que se ven en Podemos, sin más mérito conocido que el de sus relaciones personales. Respetables excepto cuando son rampa de lanzamiento político.

La no escena del balcón, que habría sido analizada por las plumas periodísticas más brillantes si no fuera porque la atención estaba puesta en otra parte, es el inicio de lo que los catalanes llaman Procés, y que no se va a producir porque el TC y el gobierno -al menos el actual- están ojo avizor para intervenir en cuanto los independentistas se pasen de la raya. Pero lo que dijeron Mas y sus acólitos primero, y Puigdemont después, es inquietante.

Más inquietante todavía cuando no se sabe quién va a gobernar en el futuro y si va a tener el mismo compromiso con la unidad de España que hoy tiene Rajoy. Y que tiene Rivera. Pero que no es tan firme en Sánchez, que sigue empeñado en gobernar con Podemos y hace al menos tres días que cuando insiste en lo que él llama pacto de progreso no insiste en que solo hablará con Pablo Iglesias  si previamente renuncia a la celebración del referendum independentista. 

En estos próximos meses se pueden producir tres escenarios. Uno, que PP, PSOE y Ciudadanos alcancen en el último minuto un acuerdo para que gobierne Rajoy una legislatura corta que se empeñe en la reforma constitucional. Dos, que también en el último minuto alcancen un acuerdo Psoe y Podemos para que gobierne Sánchez. Y tres, que si no se da ninguna de las situaciones anteriores, se disuelvan las Cortes y se convoquen nuevas elecciones generales.

“No va a pasar”  comentaba un diputado socialista, no muy de Sánchez, al finalizar la sesión del miércoles. “No va a pasar porque si hay elecciones sabe Pedro que no va a ser candidato.  Apuesto lo que quieras a  que hay gobierno, pero no se si del Psoe con Podemos o del PP con Ciudadanos y nosotros”. Dicho queda.

Pero va a tener razón mi interlocutor. La indignación con que un sector importante del PSOE ha recibido la noticia de que Sánchez ha facilitado a ERC y Democracia y Libertad (la antigua CDC)  tener grupo propio en el Senado, es de las que hacen época. Sánchez no es consciente de lo que hace al cooperar con los independentistas: se está cavando su propia tumba.

Pilar Cernuda

Artículo anterior
Artículo siguiente

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -