Parecía una utopía, pero cada vez se antoja más una realidad. La televisión, en nuestro país, está abogando por la instauración de la silla eléctrica, aunque sea en versión light. No para mandarles al otro barrio pero sí para darle al menos un sustito. Primero fue 'Me resbala' quien incluyó lo de las descargas si los humoristas decían una palabra no permitida, y ahora Gran Hermano VIP quien ha apostado por unos cojines que daban también descargas a los habitantes de su casa cada vez que uno de ellos era nominado por otro.
Si alguna hubiéramos tenido acceso a los mandos que activaban las mismas hubiéramos subido el voltaje al máximo para, como mínimo, haberles dejado a algunos más tontos de lo que ya están. Me recordó al gran Gila, con ese vecino del pueblo al que le gastaron la broma de que los cables del tendido eléctrico eran para colgar la ropa y su padre dijo «me habéis dejado sin hijo, pero lo que me he reído…».
Los de Telecinco tendrían que haber pagado indemnizaciones millonarias pero seguramente habrían conseguido que hasta en el último confín del planeta se hablara de ellos. Quizás les haya gustado la idea y en futuras nominaciones giren más la ruedecita que da potencia al cojín-eléctrico y, como mínimo, manden a alguno al hospital, y no sólo por posibles intoxicaciones etílicas.
Y es que la desaparición de una botella de ginebra que había sobrado de una fiestecita nocturna parece que era lo que más les preocupaba ahora a los habitantes de la casa, donde todas las sospechas recayeron en Carlos Lozano, del que Julián Contreras Jr. dice que «durante el día está muy contenido, pero por la noche se desata».
¿Es un vampiro?, ¿un hombre lobo?, ¿un zombi al que no le puede dar la luz? No, sus compañeros le han tildado ya de 'alcohólico' y él primero les ha llamado a todos «gentuza» mientras pedía en público que abrieran su casa para demostrar que no lo era.
¿Es que acaso los que lo son tienen botellas de alcohol encima de los sillones de sus casas, encima del váter, en la ducha o en los armarios de su habitación? ¿Qué quiere que encontremos en su hogar? Parece que el expresentador de Operación Triunfo ha visto muchas películas policíacas en las que narcotraficantes o cocainómanos tienen las mesas llenas de coca mientras alguno se mete unas rayitas.
El hombre anda tan tenso que hasta le ha pedido a un compañero que le cambiara la cama a Rosa Benito para no tener que dormir más con ella. La colaboradora de Sálvame no parece muy afectada por ello, «se creerá que me importa», quizás porque ya tiene bastante Rosa con la cruzada que tiene emprendida con Carmen López, a la que critica por ir «metiendo mierda» y a la que ha recriminado el Interviú que protagonizó.
No se sabe si porque no le gustaron sus tetas o porque ella, casta y pura siempre, es toda una señora que sólo enseña sus vergüenzas a su pareja. Hasta Raquel Bollo se lo ha recriminado, en una afán por demostrar lo liberal que es ella.
'China' parece Laura Matamoros, la hija de Kiko, que ha contado a sus compañeros que «muchas Navidades he comido arroz blanco porque no había nada en casa». Eso y, por ejemplo que su padre no le había pagado su colegio por culpa de una Makoke que lo justificaba diciéndola que «no te lo va a pagar porque podrías haber ido a otro colegio».
Pues claro que sí, tenía que haber ido a uno de esos públicos en los que parece haber estado ahora la mitad de la clase política del nuevo Parlamento. Por cierto, ¿se imaginan que los sillones de sus señorías también les dieran una descarga en sus nalgas cada vez que dicen una tontería o votan en contra de lo que tendrían que haber votado? Menudo programón. Eso sí arrasaría en televisión y no estos quince sujetos que, sin serlo, se siguen llamando VIP.
La mosca