Mientras Pablo Iglesias siembra cizaña para acogotar a Pedro Sánchez diciéndole que no sea un rehén de la vieja guardia de su partido, en el seno del PSOE cunde la desazón y el desconcierto. También la desconfianza hacia su secretario general, salvo quienes le acompañan en Feraz.
Le reprochan que no fuera capaz de poner en su sitio a Pablo Iglesias, el pasado viernes cuando este anunció un gobierno de coalición con el PSOE con lista de ministros incluida, Sánchez, dicen en el PSOE, pareció tomárselo a broma. También temen el pacto con Podemos, de ahí que desde Feraz hayan tenido que decir que no harán nada sin el visto bueno del Comité Federal cuando poco antes defendían lo contrario, es decir manos libres para Sánchez.
Y sí, en la familia socialistas hay muchos militantes que esperan que sus «mayores» digan algo. Que Felipe González diga algo. Precisamente es lo que teme Pablo Iglesias, que González diga algo que pueda desbaratar los planes de Podemos, la hoja de ruta que se han trazado y que hasta ahora va cumpliendo con sus objetivos incluido el de dejar para el arrastre al PSOE.
Pero repito lo que vengo escribiendo desde el 20 de diciembre: Iglesias es un tipo inteligente y listo que sabe muy bien lo que quiere y como conseguirlo.Y hace bien en intentarlo.
Lo cierto es que Pedro Sánchez está en una situación difícil. Por una parte con el aliento de Podemos sobre la nuca que se traduce en que Pablo Iglesias le ningunea, por otro con el descontento creciente en las filas de su partido.
Pero a pesar del malestar, de las criticas soterradas, en el PSOE es difícil que sus dirigentes descabalguen al secretario general, incluso los más críticos esperan que Sánchez les evite una enfrentamiento público.
Si pacta con Podemos terminará siendo un rehén de Iglesias
En cualquier caso Pedro Sánchez está en una situación imposible. Si pacta con Podemos terminará siendo un rehén de Iglesias. Será Podemos quién mande. De eso caben pocas dudas aunque el Presidente sea Sánchez e Iglesias el vicepresidente.
En cuanto a dejar gobernar al PP, Sánchez no se lo quiere ni plantear. Ha llevado demasiado lejos su enfrentamiento con Mariano Rajoy y además cree sinceramente que sus votantes no se lo perdonarían.
Quizá sus votantes no le perdonen ni lo uno ni lo otro. Lo único cierto es que pase lo que pase en los próximos días la crisis está instalada en el seno de la familia socialista.
Y a qué engañarnos, todas las miradas confluyen hacia Felipe porque más que nunca la familia socialista necesita un referente, alguien en quien confían porque saben que a González se le pueden hacer muchos reproches pero hay uno que nadie le puede hacer y es que siempre ha antepuesto los intereses de España a los de su partido.
¿Hablará?
Julia Navarro