“La maté porque era mía” es un viejo argumento machista. No es el caso de Rajoy. No solo porque no haya matado a nadie sino porque cuando le preguntan por muchos de sus pasados amoríos políticos solo niega su existencia. Como el apóstol Pedro que tres veces negó conocer a Jesús cuando las cosas se pusieron feas. Los apóstoles eran humanos y en éstos últimos el engaño está incluido en su “kit” de supervivencia desde Adán y Eva. No siempre garantiza el éxito o la impunidad como comprobamos con su expulsión del Paraíso.
Nada impide mejorar marcas anteriores. Probablemente Rajoy haya superado ya al apóstol Pedro negando a sus amigos políticos o a su maestro Aznar. Pero esto último es legítimo porque aunque el titiritero pretenda controlar los hilos ungiendo al títere con su dedo creacionista y sixtino, la marioneta suele aspirar a su independencia.
Ahora que Rus fue arrestado, nadie le conoce ni pone por él su mano en el fuego
Pero hay otras formas de negar a la familia y a los amigos aunque para romper con la pareja hay que afirmar previamente un mutuo encandilamiento. Suele ser uno de los dos quien toma la iniciativa para luego ser correspondido. Esto debió ocurrir con un Rajoy distinto al que muchas veces vemos por el plasma, altanero y provocador, cuando se declaró pasional y públicamente a Alfonso Rus, ese mismo que llegó a la Presidencia de la Diputación de Valencia y fue uno de los pilares importantes del PP valenciano.
Ahora que Rus fue arrestado con muchos más de su partido por la policía anticorrupción (ya está en la calle con una fianza de dos millones de euros) nadie le conoce ni pone por él su mano en el fuego. Nadie sabe nada. A algunos esto les produce risa como cuando escuchan el programa radiofónico del mismo nombre del humorista Andreu Buenafuente.
Para Rajoy, Bárcenas solo es “ese señor”. Como cuando alguien grita “¡Que me quiten ese perro de encima!”. Claro, que antes, recién encarcelado, le envió unos mensajes telefónicos pidiéndole que fuese fuerte, que aguantase. Porque era su amigo. ¿A quién, si no a un amigo, se le envían ese tipo de ánimos? ¿A un cómplice? No es el caso. Naturalmente, cuando uno se refiere a alguien como “ese señor” es que ya no es su amigo aunque haya sido un próximo colaborador con el que se reunía fácilmente por ser el tesorero, y senador, del partido.
Plagiar una tesis es más grave que animar al tesorero del partido encarcelado
Afortunadamente Rajoy, pensando en España, no cayó en la trampa de dimitir por tan “peccata minuta” que en otros países pretendidamente más democráticos que el nuestro hubieran conducido a sus homólogos a volver a sus casas. ¿No dimiten en Alemania solo por plagiar años ha parcialmente el contenido de una tesis doctoral? Naturalmente, plagiar una tesis es más grave que animar al tesorero del partido encarcelado por graves sospechas de corrupción.
Pero los amoríos que preceden las rupturas son a veces fogosos. Un ejemplo de ello nos lo dan los telediarios enseñándonos a Mariano Rajoy admirando en 2007 al PP valenciano de Francisco Camps, Rita Barberá y Alfonso Rus, tomándolo como ejemplo a pesar de ser de Pontevedra. Quizás tuvieran entonces celos los pontevedreses aunque ahora, es de suponer, se habrán serenado. Pero lo que nos enseña la moviola es fuerte: “Alfonso, te quiero, coño, te quiero” añadiendo luego “Tus éxitos son mis éxitos”.
Lo más grave es el taco. Lo demás es irrelevante. Muestra que, como casi todos los españoles, Rajoy es un mal hablado y esto es algo que todos nuestros políticos, que han de ser ejemplares, debieran de corregir en vez de ponerse a la altura de los más ramplones. ¿O acaso deseamos que en nuestros colegios nuestros jóvenes y futuros relevos tengan, además de profesores de catolicismo, otros de “mal hablismo”? Porque en lo que respecta a la corrupción, olvidémonos. Nadie asume una responsabilidad, nadie dimite. Al menos, en Italia, el Primer Ministro Renzi se avergonzó de sus estatuas desnudas cuando recientemente desembarcó en Roma el clérigo chií iraní Rohaní, Presidente de su país, dispuesto a comprar productos italianos. ¿Debieran esas estatuas seguir tapadas porque en Roma está el Vaticano y su Papa? Francisco es tan Jefe de Estado como Rohaní y su Iglesia compra muchas cosas en Italia…
Rajoy no es el más indicado para encabezar la lucha contra la corrupción
El encumbramiento monclovita de Rajoy le pone, naturalmente, en el objetivo de la cámara, pero muchos deberían de tomar nota para intentar conductas más ejemplares. La gran mayoría de los españoles, incluyendo los políticos, son honrados pero, como dice Rivera, Rajoy no es el más indicado para encabezar la lucha contra la corrupción. Sánchez y Rivera están en mejores condiciones. En cuanto a Iglesias, su sinuoso e inconstante aventurismo bolivariano estremece. Entre el abrazo del oso marianista y el del plantígrado paulista pudiera haber un espacio adecuado. ¿Habrá aparecido ese El Dorado cuando Sánchez consulte la militancia socialista acerca de pactos de gobierno?
Carlos Miranda