jueves, diciembre 12, 2024
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Romanones y Churchill, de rabiosa actualidad

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Los encuentros entre los dirigentes políticos tratando de llegar a acuerdos para la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno están convirtiendo el Congreso de los Diputados en un gran 'press center', donde los periodistas se arraciman tratando de adivinar qué hay exactamente tras las palabras del compareciente de turno que acaba de encontrarse con el secretario general del PSOE y candidato formal a la presidencia. Pedro Sánchez nos dijo en estas horas a los periodistas, tras entrevistarse con el líder de Podemos (y candidato a vicepresidente), Pablo Iglesias, que este último rechaza cualquier negociación del socialista con Albert Rivera, «porque eso es la antesala del PP». Sánchez dijo que no toleraría vetos, que su mano estaba tendida 'a derecha e izquierda' (sin llegar hasta el PP, bien entendido) y pidió varias veces a Iglesias que reconsiderase su 'veto' al líder de Ciudadanos.

Así que la noticia, coyunturalmente sensacional ('ruptura en el bloque de progreso') saltó a primera hora de la tarde de este viernes, cuando Sánchez reconoció diferencias aparentemente insalvables con el líder de Podemos: este último se niega a que Sánchez negocie siquiera con el líder de Ciudadanos, titulamos todos nuestras crónicas de urgencia.

Un veto que parece ser inamovible, como lo es el del PSOE al PP . Y el de Ciudadanos a Podemos. Así que la semana concluyó como había empezado: con vetos por doquier y con Sánchez pidiendo que no haya vetos (palabra de moda), excepto el que él pone a Rajoy y a su partido, naturalmente. Así que poco parece que vaya a solucionarse si, como parece, Rajoy y Sánchez se van a encontrar la semana próxima «en el Congreso» (exigió el socialista). Todo asomo de 'gran coalición' parece imposible, y el 'bloque de progreso' hace agua.

La 'gran coalición' parece imposible

¿Qué hacer?

Pero la verdad es que nadie, quizá con la excepción de Pablo Iglesias, cuya voluntad de pactar ya un Gobierno que desatasque la situación está por comprobar fehacientemente, quiere que se repitan las elecciones. Bueno, quizá, a estas alturas, a Mariano Rajoy no le importase demasiado esta repetición, salvando, claro, el hecho de que serían un auténtico desastre para la imagen de la clase política española en general, para la 'marca España' en particular… y que, claro, con la actual legislación (Constitución que muestra sus agujeros, ley electoral injusta, reglamentos del Congreso y el Senado inadecuados), lo más probable sería que las nuevas elecciones no resolviesen nada y se repitiese el bloqueo político actual.

Y entonces ¿qué? No hay que dejarse engañar por las apariencias: en los próximos días, o semanas, las cosas van a experimentar muchos giros y, hoy por hoy, lo único cierto es la archimanida frase de Romanones: «en política, cuando digo jamás, quiero decir hasta esta misma tarde». O la no menos manoseada, pero no por ello menos acertada, de Churchill: «la política hace extraños compañeros de cama». Así que con dos figuras de tan rabiosa actualidad como el cínico conde y el no menos cínico 'premier' se cierra la semana política. País de locos…

Fernando Jáuregui

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